El carácter unipersonal de la conducción y lo pernicioso de su incidencia: Siempre puede haber excepciones, pero en una evaluación histórica no hay ejemplos que avalen la misma, independiente de la calidad intelectual del conductor. Estos están sujetos a presiones a veces insostenibles que exceden razonablemente a su propia capacidad. Asimismo, nadie puede negar la incidencia del entorno, dado que este, mayoritariamente juega a sus propios intereses, personales ( no excluir la obsecuencia por sí) y/o sectoriales, concientes o no. Además hay una relación asimétrica con el jefe, lo cual distorsiona aún más la relación, impidiendo un dialogo de igual a igual, base de toda relación equilibrada. Callarán o hablarán según sus intereses y/o convicciones. Así les puede ir, siendo el silencio más negocio.

  Los personalismos, fructíferos otrora dado su carácter fundacional , hoy no tienen su razón de ser. Es tal el grado de complejidad - léase la cantidad de variables intervinientes-  de una organización que pretender que una persona las capte en su totalidad y opere acertadamente sobre ellas es ya utópico. El riesgo es simplemente ampliar los márgenes de error.

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