Cualquier tema de
trascendencia social puede tener un lapso de existencia factible de
predeterminar, tomando en cuenta los factores implicados en el mismo.
Lamentablemente, diría casi tortuoso,
para los políticos el de Cromañon
excederá los próximos 50 años, con solo remitirnos al núcleo involucrado (
jóvenes y púberes), estimando que será el top nativo – aspiro y espero -
de sucesos trágicos trascendentes en la próxima mitad del siglo corriente.
Diversos factores se conjugan para sostener esta presunción: el número de victimas fatales (192), los afectados parcialmente,
los que fueron o estaban por ir, familiares/allegados de los aludidos y todos
aquellos que teníamos hijos o nietos en edad de participar de un recital que
trasciende al grupo de rock involucrado. Sumémosle que el núcleo de esta masa
activa de implicados goza de un registro de memoria privilegiado en los
rangos humanos ¿ Quien
de nuestros jóvenes de hoy olvidará este suceso? Asimismo que el grupo Callejeros
es famoso por sus letras denunciantes de las demandas sociales insatisfechas y
no solo de los jóvenes...
Como humanos somos y más aún para los
familiares de las victimas se necesitarán culpables
concretos, que pueden ser razonablemente chaban
e ibarra en tal orden, algún jefe de
Inspectores involucrado, que podrán satisfacer el justo clamor de justicia
social aspirado, difícilmente soslayable por
las características expuestas precedentemente del suceso, que creo no podrá
ingresar en la lista del “país del todo es posible” como ha acontecido con los
casos de tragedias colectivas de las últimas décadas ( AMIA, Embajada de
ISRAEL, Kheyvis, puerta 12 River, Tren en
Benavidez, etc). El empresario y el intendente no podrán explicar lo
inexplicable, simplemente por definición. Aquél por las deficientes
condiciones de seguridad del local manifestadas por él mismo y el intendente
por especular que nunca sucedería algo así. Pero sucedió y como...
Las miles de líneas dedicadas en los medios – mayoritariamente
de análisis sociopolítico- tienen un factor común: exigencia del
fortalecimiento de las instituciones publicas,
demanda incesante de la sociedad, que eviten un nuevo Cromañon.
Es decir tenemos claro que pretendemos, pero lamentablemente no como
lograrlo. En otras palabras, declamamos pero no concretamos. Justificable en la
sociedad, menos en los que hacen tales análisis en los medios e injustificable
en la dirigencia política, sea cual fuere el nivel de los municipios que
involucra su gestión o los potenciales cargos que ostentaran de ser electos ( léase: todos). En cuanto a lo justificable del seno
social, por siempre he aludido que para la sociedad puede estar sumamente claro
Que pretende, traducido en esta oportunidad en el mayor
fortalecimiento de las instituciones que reglan las normas de seguridad publica, pero imposible de materializar por la
ciudadanía dado el carácter pasivo intrínseco que reviste una manifestación
colectiva en cuanto a su capacidad operativa/coordinable
con el fin pretendido . De serlo, no productiva
en cuanto a su fin, desembocando generalmente en la destrucción física de lo
vinculante al suceso en cuestión incluyendo a los sujetos supuestamente
culpables “si están a tiro”. En fin, una descarga social emotiva peligrosa para
todos, dadas las consecuencias ulteriores ( lesiones
y/o demandas penales). Nos falta definir los dos términos activos
imprescindibles para plasmar cualquier demanda:( el Que ya lo tenemos y
es inobjetable), resta el Como y Quienes.
Los que incursionamos en análisis socio-políticos tenemos la obligación de
echar luz en las carencias involucradas en tal análisis. En lo personal, debo
añadir que he sido ex-funcionario público de carrera en el estado nacional y
eso implica un plus en el análisis del Como. Asimismo podría remitirlo a
un ensayo de mi autoría sobre la materia, pero no bastaría, pues es un enfoque
para quienes tienen una formación en la materia o pretendan tenerla (“Bases conceptuales para una reforma
Administrativa del Estado Nacional”, edición electrónica, ver Reforma
Estado en sitio www.redsoleido.com.ar ). Es necesario clarificar conceptualmente la
estructuración de las organizaciones publicas
y su funcionamiento al presente, lejos de satisfacer las demandas sociales,
teñido del color político respectivo. Convengamos que haciendo Photo Shop podríamos cambiar el rostro del intendente por
cualquier otro ( macri, la piba, grosso, domínguez,
etc) igualmente al empresario, dado que las reglas de
juego y patrones implícitos en la sociedad Argentina así permiten sucesos como
los de Cromañon, o cualquier otra
barbaridad.
El esquema funcional básico
de cualquier institución pública es simple: una instancia superior
responsable, generalmente designada por el Poder Ejecutivo respectivo
cualesquiera fuere su nivel ( Nacional, Provincial,
Municipal); una estructura técnico - administrativa, conformada por una
dotación idónea en su metier; los ciudadanos usuarios de la respectiva
repartición/dirección/sector. Si el máximo nivel electo, responde
a las demandas ciudadanas, el o los funcionarios designados – léase
políticos con perfil técnico afín- por aquél, denotan un conocimiento
aceptable de las tareas implícitas en su área de labor ejerciéndolas
responsablemente y la organización burocrática esta
conformada por personal idóneo, seguramente los usuarios de esa organización
estarán satisfechos con las prestaciones que le competen a la misma. Es decir
una constitución coherente en la cual el político designado – transitorio y
con conocimiento de la temática pertinente-
como superior cuente con una dotación permanente de funcionarios
conocedores de las tareas involucradas y del ámbito de referencia, que
permitirán plasmar adecuadamente los programas y/o correcciones– de cuya
productividad dependerá su estabilidad laboral- que hayan sido demandados al Poder
Ejecutivo respectivo por la ciudadanía que le dio el sentido a su
representación en el mismo. En fin, un cierre perfecto y nada más alejado de
nuestra realidad cotidiana, parafraseando al cineasta español Alex de
Las causas de tal imperfección
son cristalinas en este aspecto, contrariando las generales de los males
nacionales, múltiples y por siempre difíciles de dilucidar, siendo la que
analizamos parte trascendente de las mismas. Algunos analistas ajenos al staff
político consideran que esta defectuosa estructuración de las instituciones publicas son la causa principal de las deficiencias
generales del país. Ergo, si se corrigen – totalmente factible-
tendríamos un país en serio como aspira el Presidente. Podríamos
decir que si tal reestructuración estatal incluye una conducta idónea y
responsable de quienes conducen los cargos electivos, consustanciados genuinamente
con las demandas ciudadanas, que preceda a una reorganización de las
instituciones publicas cualesquiera fuere su nivel, adhiero.
Retomando las causas del dislate público tenemos:
pretendemos que los ejecutivos o legislativos electos estén consustanciados con
nuestras demandas hacia una mejor calidad de vida, diseñando e instrumentando
adecuadamente planes de gobierno que lo materialicen. Ya tenemos el primer
gafe: no lo hacen. Gobiernan con el almanaque y sus intereses políticos
personales, o tachemos políticos de la oración precedente. Sumémosle
generalmente la falta de idoneidad en las tareas que le competen en el cargo electivo
como lo han demostrado al presente – no llegamos a este estado por
casualidad- y en función de ello
designan superiores de las instituciones publicas
afines a sus propias demandas, personales y/o sectoriales, muchísimas veces sin
la más mínima noción del tema que involucra su misión. Siguiendo la cascada de
intereses designan funcionarios de confianza en la dotación permanente – léase:
que no están obligados a irse con el designante-
generalmente en los cargos superiores (
omita concursos, pues se arreglan fácilmente, vía legislación vigente), que
pueden o no tener idoneidad en el desempeño de tales cargos, que solo
será así si convergen conocimientos adecuados con confianza. Al
respecto, harto de ver a estos generalmente mediocres sujetos me preguntaba si
la confianza que estos proveían a su “designador” no tendría que estar
estrictamente vinculada a la idoneidad para el desarrollo de las funciones
pertinentes al cargo para el que fue “dedoasignado”,
sustentando las espaldas del político que lo nombro, sino ¿ confianza para
qué? Elija Ud.: complicidad en negocios espurios, alcahuetería,
obsecuencia, etc, etc., hasta el exclusivo sentirse
“seguro”, independiente de las bondades del sujeto escogido. Se hace palpable
el sabio refrán popular: “la confianza mata al hombre...” ( en el suceso
que nos atañe, sin eufemismos). No es muy difícil suponer el
desagrado/desaliento que generan estos sujetos en la dotación técnica estable,
con la lógica consecuencia de hacer la de uno, independiente de las demandas
organizacionales. Trazar su propia quinta. Terrorífico y parte de la emergencia
de la burocracia pública. Los políticos designados como superiores en vez de
contar con una dotación independiente ( lejos de los intereses del
superior de turno), permanente ( consustanciada con las tareas
pertinentes) e idónea (
revalidada periódicamente), que sería su herramienta productiva para
implementar los planes de gobierno, coherentes con las demandas sociales y que dieron
origen al mandato del ejecutivo que los nombro, tienen una estructura
deficiente signada por hacer la suya y/o someterse/asociarse a los funcionarios
"dedo-designados" y amplificar las deficiencias corruptas del sistema
instrumentado, que "pagamos" cotidianamente, literalmente en
impuestos y con el padecer/muerte como los pibes de Cromañon.
Esta somera descripción nos permite remitirnos a
los males que deben ser atacados para erradicar la corrupción social que
obviamente involucra a todos aquellos que poseen responsabilidad social e
inescrupulosos que saben de ella y usan para su propio beneficio, a costa de la
ciudadanía. Modificar esta mentalidad pública y privada es un cambio cultural
radical. Un referente de estos grupos de rock aludía en un reportaje radial que
debemos instaurar socialmente pautas que impliquen una conducta general que
evite los excesos que cometemos constantemente en cualquier evento masivo y que
pueden desencadenar en luctuosos sucesos, como el simple hecho de no llevar
bengalas o bombas de estruendos, etc. ¿ Por qué en sociedades europeas se puede
hacer, pensemos solamente en los hooligans? Podríamos inferir que
siempre habrá vándalos pero son la excepción al comportamiento instaurado en
esas sociedades y pagan con la cárcel su exceso. No son ni mejores ni
peores que nosotros, simplemente saben que no pueden sacar los pies del plato,
so pena de la respectiva sanción. Esto valido para cualquier nivel, desde el
Presidente o Premier hacia abajo sin discriminaciones. Es decir una conducta
internalizada en tales sociedades que ya pagaron los excesos de las
generaciones precedentes ( nazis, fascismo, guerras, etc).
¿ No será la hora de comenzar a plasmar un cambio
radical en nuestra mentalidad social? Un 30 D nativo, pero sin caza de brujas o
delirios mesiánicos. Convengamos que con esta dirigencia no será posible
ya que no perciben sus propias falencias, como la de conformar productivamente
a las instituciones que hacen al bienestar general, en los términos expuestos y
solo lo hacen patéticamente – léase componendas para salvarse ( alvarez / duhalde/ referéndum, etc)- cuando la realidad los supera como en el caso que nos
acontece. Este intendente porteño ni por asomo en los cuatro años de su gestión
encaró la evidente descomposición de la estructura municipal emergente de
tantos desatinos precedentes, so pena de ser fagocitado por ella. Obviamente no
favorecía a sus intereses políticos. Solo con el ejemplo de aquellos que tienen
responsabilidades sociales – que trasciende a los políticos obviamente-
podremos modificar de raíz estas conductas que cuestan tanto a la sociedad, inexcluyentemente por la escuela que requiere de
referentes para mostrar el “camino-solución”. Debemos agregar que el
deterioro progresivo existente es producto de más de un siglo y que inversamente
las instituciones saneadas se potenciaran
constantemente mejorando progresivamente su prestación social.
Quien tenga conocimiento del proyecto sabe de su predica: las soluciones políticas deben emerger del
seno social. No se puede dejar en manos de los lobos el cuidado de las
ovejas, so pena de seguir como estamos: un país no serio.
Gracias por su atención.
Número 046 – del 11 de febrero de 2005. Francisco
Alberto Scioscia