EL Partido Justicialista: Más allá de Octubre 2017

 

       Evidentemente, han quedado tres partidos políticos trascendentes, cuya sumatoria abarcaría a casi la totalidad del padrón votante. En primer término, Cambiemos ( PRO, UCR, CC, etc.), Unión Ciudadana (Cristinistas, Kirchneristas - si se quiere-, y partidos de izquierda no relevantes…) y el Partido Justicialista, con representación mayoritaria en las provincias, dado que en la Capital y Buenos Aires, no ha movido el amperímetro. Seguramente, octubre nos deparará la sorpresa (¿?) de la coalición gobernante triunfante en Buenos Aires, por algunos puntos a Cristina. Y ratificara su validación a nivel nacional. Santa Fe estará en duda, pero creo que se mantendrá o variará por muy poco el ganador final. En fin, algún crecimiento de Cambiemos, exiguo de Unión Ciudadana, y una igualdad del PJ (no sé si los que sostienen al FPV se unirán a este o a Cristina), pero nada que resulte significativo…

Inferimos que el partido gobernante crecerá paulatinamente, aún los errores – a veces horrores- que cometen, rectificados cuando se desmadran y han piloteado la gobernabilidad, gracias a los dadores de gobernabilidad del PJ y el Frente Renovador. Contrariamente, el Cristinismo que se ha transformado en la oposición más agresiva que recuerde (y tengo varias décadas),  a un gobierno elegido por la ciudadanía. Esto sería inconcebible, sino fuera por igualar a Macri/dictadura (una estupidez digna de adolescentes y algunos tardíos). Sumémosle la izquierda combativa que jamás ganará una elección… Nos queda analizar el fenómeno Justicialista. Otrora – no hace mucho - este país era peronista. Ahora hay mucho antiperonismo como antiK, que sumado a los Propuros han consolidado el gobierno presente (¡bah! se superponen). Tal antagonismo no nació en gente que desvaría, sino de los gobiernos que nos precedieron con impronta peronista. Tanto el menemismo como el kirchnerismo, han bastardeado el concepto de justicia social que generó Perón con su gobierno. Escuchar a Menem decir que le gusta la derecha, aliarse con Alsogaray y desmantelar el aparato productivo, da nauseas. Luego del pragmático Kirchner, con un ropaje de estadista en sus primeros dos años, emigró a sus orígenes de gobernador feudal corrupto. Su conyugue – la infanta Cristina- asumió prometiendo profundizar las instituciones, afianzar consecuentemente la república, prometiéndolo en campaña. Nada de eso ocurrió y su lucha contra la “oligarquía terrateniente”, al pretender quedarse con el excedente de precios de la soja para su gobierno, nos condujo a una crisis, que revirtieron progresivamente… Cristina finalmente demostró su perfil de izquierda (pos deceso de Néstor, ¿posverdad?), deslindándose del PJ., y un mediocre desempeño en su segundo mandato. Resulta comprensible el emerger del antiperonismo, pero no se puede culpar al Peronismo cuando ninguno de los gobiernos lo fue. No quepa la menor duda que si el Justicialismo quedará con los que los representa actualmente, contribuirán a acrecentar tal antagonismo, y estimo jamás volverán al poder ( léase PEN). 

Por siempre ha habido una definición del peronismo que no he compartido, pues considerarlo un sentimiento es una reducción del rol que ha cumplido el mismo a mediados del siglo 20 y el contexto respectivo (léase su esplendor). Se cometieron demasiados errores por entonces, y muchísimos más posteriormente. Soy peronista por convicción, intelectual/humanista (he leído casi todo lo atinente al peronismos, nativo y extranjero), fundando mi creencia en el mismo, dado el carácter revolucionario que generó Perón y Evita al transformar a los sindicatos en fuente de poder, dignificando a los trabajadores sobre los “patrones autoritarios” de entonces, y darle al peón un estatuto revolucionario, revalorizar a la mujer como sujeto activo, y darles el voto. Algunos opinan que hicieron eso para mantenerse en el poder. Podría ser, pues no era una república plena, dado que el poder hegemónico del parlamento y los vicios militares del General y cierto fanatismo de la primera dama, justificarían tal concepción. Personalmente, conocí al Perón del regreso (1972). Su discurso ya no era el de sus gobiernos precedentes, sino de un estadista. Tanto por el llamar a un frente nacional que demandara a los milicos en el poder un acto eleccionario – bien guardada estaban las urnas- como el triunfo arrollador del mismo (luego confirmado en los hechos, elecciones 1973). El reconocimiento público de los errores que se le achacaban de excesos autoritarios. Como la convergencia con la UCR, partido otrora perseguido por el PJ (entre ambos conformaban el bipartidismo político de entonces), aceptando su líder don Ricardo Balbín, que había sido encarcelado por el General, quien expresó en su funeral que despedía a un amigo. Señal inequívoca del intento de reconciliación nacional que propugnaban ambos líderes, traducido en una reducción de del antagonismo vigente (peronistas y anti). Sucesos que develará la historia, porque no pudo concretarse tal aspiración, convergiendo en una formula a la postre fatídica: Perón-Perón (Isabelita). Asimismo, una cosmovisión del país acorde a su rol agroindustrial. Todo esto confirmado ulteriormente: el triunfo del Frente justicialista en 1973 con Campora, casi 50% y Perón el 62%, y el ulterior crecimiento exponencial de la demanda de alimentos del mundo emergente (vigente hasta el presente). Lamentablemente, la violencia se imponía resultando asesinado por la guerrilla el Secretario General de la CGT (José I. Rucci, 1973), líder de fuste del peronismo histórico; el fallecimiento de Perón en 1974, la asunción de Isabelita por ley de acefalia, cooptada por la más rancia derecha justicialista, asesinando a todo sujeto de izquierda considerado enemigo y consecuentemente la noche negra de esta patria, con el advenimiento de la Junta Militar, conducida por el genocida General Videla. Gracias a Dios, las madres de plaza de mayo y su lucha, y el presidente Alfonsín que reivindicó la democracia y fundamentalmente que hizo juzgar a las Juntas Militares con el beneplácito de la sociedad (teniendo aquellos aún las armas calientes en sus manos), y sepultando las ambiciones golpistas militares (sentenciados/presos en su totalidad), diría por siempre. Un poco MÁS de huevos que mandar a descolgar un cuadro… Y arrogarse que nunca “nadie” había actuado como él (Néstor) por los derechos humanos. VERGÜENZA AJENA ( ¡¡ Muchachos un poco de discernimiento!!, sino se parecen a la obediencia debida de los milicos… My God).

            Permítanme una digresión que no puedo evitar relatar : siendo estudiante de Psico en Filosofía y Letras por entonces (21), no podía desentenderme de la dictadura existente, arrogándose el poder total, como poco conciente del accionar democrático por falta de praxis en la misma, simpatice con las acciones guerrilleras de los distintos grupos armados que asesinaban militares, los enemigos del pueblo. Conformando simultáneamente mi adhesión al peronismo, privilegiaba a los montos, siendo asiduo lector del órgano de difusión de estos (“El descamisado”). Dos hechos hicieron revertir tal adhesión: la muerte de un sindicalista desconocido para mí, que asesinado por la guerrilla, de un escopetazo que le arrancó su brazo. Tal violencia prendió una luz amarilla, nada compatible con mi formación humana. El otro, determinante, sucedió cuando Perón al asumir la presidencia (1973), citó a una reunión con las juventudes peronistas de todas la extracciones del movimiento. Ansioso por acceder a la información pertinente, compré la revista monto y sorpresivamente solo le dedicaron al encuentro dos escuetos párrafos, criticando a los sectores juveniles que reivindicaban el trabajo social, esencial del peronismo. Reinaba mi confusión. Días después, accidentalmente en casa de un familiar encontré una transcripción textual del encuentro, grabación mediante: ocho extensas páginas. Solo con el comienzo del dialogo tuve el insight necesario para develar lo infantil de montoneros: su órgano Universitario (La Juventud Trabajadora Peronista, JTP) al presentarse al general, este les pregunto si trabajaban… (poco probable, con algunas mínimas excepciones), valorizándose en aquel encuentro lo social sobre la violencia. Disculpen tal digresión, pero no puedo evitar lo difícil de aquella época, comparativamente al paradisiaco presente, dado que quien perturba la paz social son grupos emergentes de esa concepción (no del Estado), que jamás ganaran una elección. Concientícense que la sociedad votó por Macri, sino a quien pudiera vencer a Cristina, para frenar los excesos de su gobierno. Lástima que no hubo otro potencial candidato que un tipo asociado al neoliberalismo, un padre rico a costa de la obra pública, pero que en los diez años de su gobierno capitalino ha sido apoyado por la casi la mitad de los ciudadanos, en varias oportunidades, sin develar autoritarismo o medidas liberales/corrupción, que justifiquen sus cantos detractores vinculándolos a la dictadura… Al presente en estos dos años de gobierno han demostrado una falta de timing sorprendente, como ser hacer subir al dólar y arruinar el boom de los créditos hipotecarios, o aludir al incrementar la edad jubilatoria, previo a los próximos comicios. Ni hablemos de las anteriores, que daban pánico (nombrar por decreto a los jueces de la Corte, aumentar las tarifas desproporcionadamente, reducir las pensiones por discapacidad, etc. etc.). No podemos olvidar que no tienen un manejo fluido de la red social de una Nación, en aspectos como la indigencia (léase hambre), el trabajo en negro, derechos humanos dándole pasto a la izquierda (incluida Cristina, que no tiene vergüenza al no repudiar los actos de violencia cotidianos, con el insostenible “Macri basura, sos la dictadura”), y creer que la tienen clara en salud, educación y justicia, ni contar con una dirigencia de categoría. Marketing y cemento, Lilita y la UCR, pueden sostener a este gobierno en pie hasta el 2019, descontando el triunfo de las legislativas de octubre próximo cuyo colofón será: Macri y Vidal 2019. Esto sostenido por el calamitoso estado del país que nos han dejado los kirchneristas, habiendo tenido en sus arcas fondos que ningún otro gobierno en democracia ha tenido (soja mediante), con un 30% de pobres y sospechado de una corrupción sistémica (la justicia decidirá). Quisiera vivir – va para largo- para que dirán cuando potencialmente emerjan sentencias firmes confirmando tales presunciones (las pruebas existen, no son inventos ni persecuciones paranoicas, o visiones extraterrestres de funcionarios revoleando millones de dólares, y otros contándolos efusivamente). Creo que nos merecemos una dirigencia acorde al potencial de país que tenemos, ni Cristina ni Macri, ni el PJ actual.

Retomemos el análisis que enfoca este artículo: Este país era esencialmente justicialista, creo que es hora de aggiornarse al siglo 21, conformando un Frente con los mejores hombres que creyeron en el Perón del 72, ajustándose a los principios republicanos, como aquellos partidos que respeten tales principios, sumándole transparencia/honestidad. Olvidarse del liderazgo verticalista – no hay ningún líder que pueda asumir tal rol y es lo aconsejable en estos tiempos- siendo además un error que Perón reconoció a su retorno. Hay potenciales políticos que podrían conducir este Frente que propugno, con un nivel intelectual superior a los que nos gobiernan al presente. Algunos deberán aclarar puntos oscuros, que disipen toda desconfianza en ellos (Massa, el narco delta -¿?- su paso como jefe de gabinete cristinista- creo que ya lo ha hecho- , como la acusación denigrante de ser ventajero por Macri; Urtubey y su subordinación politica a preceptos religiosos; Lousteau, definirse por ser parte de Cambiemos o no, más allá del accidental accionar diplomático que se le reprocha, sin hacer una lectura correcta, algunos por ignorantes y otros intencionales). Hay otros hombres que pueden participar/competir, siempre y cuando tengan el consenso de los más conspicuos, conocedores del medio (quien es quien). Definan un proyecto de país coherente, formen cuadros (que los hay) y tendrán el respaldo de la ciudadanía. Difícilmente el PJ vuelva a emerger, sino se renueva acertadamente (hasta podrían cambiar el nombre) ¿Tendremos que resignarnos al marketing/cemento por no orientarse correctamente? No sería factible lograr ser un partido hegemónico que pueda concretar un proyecto racional, integrador, con líderes idóneos, consensuando internamente, sin excluir a la oposición, políticas productivas sin transformarse en una dictadura blanda o mediocre, como hemos padecido hasta el presente. Además tenderíamos nuevamente a un bipartidismo fuerte, que obligará a hacer los deberes correctamente… Sino viene la dictadura de Macri… ( un chiste).

Observación: Cristina, Manzur, Insfrán, etc. etc. etc. desparecerán indefectiblemente… Ver los múltiples artículos recientes del Inicio que amplían/esclarecen lo expuesto en el presente texto.

Gracias por su atención.

 

Francisco Alberto Scioscia                                                     

 Aportes e interrogantes ciudadanos, 065 septiembre de 2017                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

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