En más de cincuenta años de involucrarme en la politica
nativa, cuando juzgo como ciudadano a un gobierno contemporáneo, realizo un
breve test interrogándome que agregó de valor a alguno de los aspectos que
hacen a la calidad de vida de
nuestros ciudadanos: salud, educación,
justicia, seguridad, economía e infraestructura, o mejoras al sistema
republicano para su respectiva superación, con
una exigencia laxa. Francamente, el resultado siempre ha sido desolador, con aisladas excepciones.
Entre estas, la decisión del Dr. Raül Alfonsín
de enjuiciar a las juntas, un
hito histórico trasfronteras, de un valor
colosal, dado que los militares aún tenían las armas en su poder (a un
“tiro” de usarlas, sin eufemismos). Conjuntamente con la lucha de las Madres de Plaza de Mayo por sus hijos
desparecidos (en plena dictadura), son los hechos positivos de mayor relevancia
desde los 70 (diría temerarios). Ejemplos que parecen no haber sido observados por nuestra dirigencia politica hasta el
presente, de menor trascendencia, que se necesitan para ser un país serio. No
estoy omitiendo el coraje de la señora VIDAL,
al enfrentar a las fuerzas/mafias enquistadas en el conurbano bonaerense. Quisiera
observarlas en un mayor lapso para su juicio, ni tampoco a esperar a que sea
exitosa, pues tal enfrentamiento excede a su cargo dada la significativa
trascendencia de tal problemática. Igualmente su gestión en la administración
provincial, cuya dificultad es evidente para cualquiera que hubiese ganado la
gobernación (que obviamente excluye al kirchnerismo, que hubiese mantenido
seguramente el degradante statu quo de su respectiva gestión). El tiempo nos dirá…
He aludido que los antecedentes
porteños del partido Propuesta Republicana
(léase PRO), se han centrado
primordialmente en el cemento y el marketing, dado que los otros ámbitos
aludidos precedentemente no han
brillado, solo en su propia ficción. Los historiadores, no militantes, aluden
que por siempre los relatos oficiales
no concuerdan con lo que sucede en la sociedad, remitiéndonos a la siempre
presente máxima: “la única verdad es la
realidad”. Al respecto, la entronización al poder del presidente Macri, no fue magia. Cristina “lo hizo” factible
por errores políticos grosos, fundamentalmente al designar como candidato a
gobernador del bastión peronista más trascendente a Aníbal Fernández (dirigente de
mayor imagen negativa, asociada a actividades non sanctas), sin percibir que la finalmente gobernadora había logrado
consenso en la población en general, sin que le garantizara el triunfo (un buen
resultado seguramente). Ambos ejecutivos fueron legitimados en las urnas, sin
objeción de ninguna índole. Solo cuestionado por los vencidos, que hasta el
presente pretenden asociarlo a la dictadura, o que representa a la derecha,
gobernando para las clases altas, o peor aún que es un gobierno contrario a los
deseos del pueblo, omitiendo el conteo de votos (nunca fueron su fuerte las
mediciones). Evidentemente es duro perder, conlleva al delirio, más sumando a
la izquierda “revolucionaria”. El núcleo del gobierno es neoliberal, eso no lo
pueden evitar (está en su ADN
empresarial), pero al formar una
coalición con dos partidos opuestos ideológicamente (UCR-C.C.), implica tener
un control interno que evita un desmadre en exceso. Tal pacto implícito los
llevo al triunfo.
Convengamos que tal convalidación
ciudadana, ratificada en las elecciones legislativas de octubre ppdo., requiere ser sustentado en la gestión.
Han transcurrido más de dos años y los resultados no han sido satisfactorios. El kirchnerismo iba hacia un derrotero
económico insostenible, con un déficit creciente, inflación, sin reservas
energéticas, ni dólares en el Banco
Central, en default – buitres- sin crédito internacional, y la sospecha de
corrupción de sus funcionarios, inclusive la señora presidente. Nada podía ser peor para nuestro futuro como país.
Personalmente estimo que el triunfo de Cambiemos
en las legislativas, es la confirmación
de una sociedad que no quiere volver a un modelo de gestión sustentado en
aspectos autoritarios y corruptos, con las pruebas “hipervisibles” ulteriores al 2015 (“gente contando plata”; bolsos
revoleados en un “convento” con millones de dólares; defraudaciones impositivas
multimillonarias con complicidad gubernamental; un tercio de su población en la
pobreza, severa crisis energética, etc. etc., injustificables). Aunque todo ello dependa de una justicia en su mayor nivel de degradación
histórico (11% de credibilidad, patético), el mensaje subliminal consecuente no podrá revertirse en el colectivo ciudadano. La sociedad dicto su
veredicto en las urnas, con la esperanza que nos lleve a un devenir paulatino,
coherente con las riquezas de toda índole que poseemos como Nación y acorde a nuestras demandas
como ciudadanos. Simplemente, dejar de ser “un país con
recursos pero pobre”, como nos han etiquetado en el mundo, con
“méritos” propios harto suficientes para obtener tal calificación.
Al presente, ingresamos en circunstancias
ya vividas en nuestro país que parecen no tener fin (más allá de la ideología
de quien nos gobierna): devaluación,
inflación, fuga de capitales, refugio al dólar, y la incertidumbre social consecuente, propia de nuestra Nación, que infunde endémicamente
pesimismo/desconfianza. Las causas pueden ser múltiples, externas e internas, poco nos importa, solo sabemos que
“otra vez sopa”. El gobierno no
puede sentirse ajeno. Parecería cierto
las afirmaciones de su ministro de hacienda en el exterior: “no contamos con
las herramientas para revertir… ponga Ud. el aspecto deseado, pues desde tales
aseveraciones se ha ampliado el espectro de problemas. Ya aludimos en otros
artículos que algunos pro-PRO han
manifestado que dada la herencia recibida, debemos transitar perdurando, como sea, al seguro triunfo
en el 2019 ante la inexistencia de
una oposición seria, con varios problemas heredados resueltos, despejando
positivamente el camino para el nuevo periodo, seguramente brillante en su
propia perspectiva. Tal presunción está variando – incluyendo una opción no
explicitada- la de ganar en primera vuelta, no por exceso de confianza en su gestión, sino que en un balotaje
podría ser fatal para Cambiemos.
Reitero lo expuesto en artículos precedentes: la sociedad está virando de antikirchneristas vs. Kirchneristas a otro versus: Macristas y antimacristas, asimilando los “anti” a los votantes de Cristina (que seguramente NO será candidata presidencial, pues
“no le alcanza”). En fin, ningún
gobierno en este periodo democrático ha considerado la probabilidad que su
plan culmine en un fracaso, sucumbiendo con su propio y fallido proyecto
(errando diagnósticos y pronósticos), ya sea entregando el gobierno antes de su
periodo, o auto-boicoteando – intencionalmente, o no- a su propio partido, o
huyendo en helicóptero, y todo ello sin la sombra perversa de las armas de
otrora. Y no aprendemos lo esencial: que
de fracaso en fracaso solo saldremos entre todos. Se han escuchado voces
hasta el cansancio de fijar una politica interpartidaria consensuada, no como el
toma y daca parlamentario del presente, sobre los temas urgentes que nos
encarrilarían como NACIÓN, definiendo
prioridades, como ser erradicación progresiva de la pobreza, educación,
justicia, energía, y cualquier otro a considerar que nos trascienda, definiendo
en fin el derrotero a seguir: que pretendemos, como hacerlo posible y quienes lo
ejecutaran en lo inmediato y perdurable en el tiempo, más allá de quien nos
gobierne en nuestro futuro. La sociedad ulteriormente sabrá elegir a quien
mejor aporte a nuestra problemática, y que colme sus expectativas (única
forma de cerrar la grieta). No generar
tal conclave multipartidario nos conlleva a repetir nuestros constantes y
cíclicos fracasos. Sin confianza social y externa nada es posible. Como siempre, todo
articulo tiene un disparador. En este caso es un pensamiento que nos ilumina del filósofo y psiquiatra
alemán Karl Jaspers (1883/1969) “La legitimidad es como una magia que crea el orden imprescindible
mediante la confianza” (referenciada en un artículo periodístico
reciente).
Gracias por su atención.
Francisco
Alberto Scioscia
Aportes e interrogantes
ciudadanos,
078 mayo 3 de 2018.-