LA CONFIANZA
MATA AL HOMBRE
No solo en el déficit centrase la herencia
Menemista, sino en la cobertura de cargos en los últimos tramos de la gestión
del anterior gobierno. De la más variada ( miembros de
directorios, embajadas, etc.), las cuales pondrían en serios aprietos el
accionar político del gobierno aliancista. Mayoritariamente - se estima de
un total de 6000 - corresponden a cargos de niveles direccionales
superiores de la estructura administrativa permanente del estado. Es decir los
funcionarios de carrera del PEN regidos por un escalafón público que
determina los requisitos para la cobertura de vacantes para tales cargos como
deberes y derechos ulteriores al nombramiento. Los concursos - públicos y
abiertos- se efectuaron según las normas expuestas, sin ser alteradas las
mismas. En otras palabras, legales. La objeción obedece a que la
designación final - siempre y cuando todo este en
regla- corre por cuenta de la autoridad máxima del organismo (cargo
político). En estos casos fueron los justicialistas los encargados de
nombrarlos no los aliancistas. Ergo, no son merecedores de su
confianza, según han expuesto los actuales dirigentes públicos. Conocedores
del procedimiento y el carácter legal inobjetable, en la ley de Emergencia
II (I, Menem), se dispondría que la nominación de direcciones generales sean
cargos políticos, volviendo a la digitación de otrora. Debe destacarse que los
funcionarios de carrera del PEN son simples ejecutantes de los programas
elaborados por los funcionarios políticos, sin voz ni voto, siendo el
nivel A el
punto máximo de la pirámide de mando (luego B, C, hasta la F).
El carácter abierto de los concursos para su
denominación determina la posibilidad de que sea designado un director foráneo
a la administración pública que cumpla con las exigencias del concurso, o serlo
un miembro permanente del staff del organismo en cuestión. Información
detallada, como ser la discriminación de esos cargos cubiertos, los niveles que
implica y si la cobertura fue externa o por funcionarios de carrera internos;
el nivel de impugnaciones de los afectados ( lo que
perdieron en el concurso), etc. nada, sí difusión de casos notorios como
Caselli o Gabrielli...
Seguramente en su mayoría serán miembros del staff interno, sin politización.
Los máximos dirigentes aliancistas han hecho
de la "confianza" una norma. En una editorial aludí que sería
bueno que se iniciará una nueva etapa que revirtiera
el nepotismo y sus aciagas consecuencias en la historia humana. Es decir
confianza que implique dominio de la materia a incursionar por el funcionario,
ya sea hermano, primo, hijo, cónyuge o amigo/allegado. Tendríamos el
nepotismo ilustrado argentino for export. Siguiendo con la tónica se
pretende extenderla a la estructura administrativa permanente - solo en su
cúspide- para obtener confianza en tales niveles. Cuando designen a estos,
los mismos pedirán que se extienda a sus subordinados inmediatos (B,
direcciones especificas afines) para su confianza, ya que estos hasta no tener
seguridad de con quien tratan le mostraran los dientes, más aún que ese
cargo era de su pertenencia anteriormente. Y así sucesivamente, los B a los
C (nivel departamental), etc. Un semestre es lo que lleva generalmente
ir ajustando este perturbador proceso en lo técnico (el funcionario designado
debe aprender los códigos públicos e internos de la organización respectiva,
que no maneja lógicamente por ser externo) y en lo personal con sus
colaboradores inmediatos de quien dependerá la suerte de su gestión.
Teóricamente - este un concepto
trasfronteras- la estructura administrativa permanente de un Estado debe
actuar como una herramienta para la ejecución de las políticas del gobierno de
turno y simultáneamente actuar como veedores tácitos de que no se infrinjan las
normas. Tal instrumento puede ser bueno, malo o regular, pero existe. Es una
obligación ineludible para cada gobierno tornar más productiva a la misma,
tanto para su propio beneficio como el de la Nación. Las direcciones generales
son el máximo nivel de tal organización que requiere contar con toda la
estructura inferior consustanciada para ejecutar productivamente su labor. En
otras palabras, no puede hacerse una escisión arbitraria entre directores
generales con los directores de áreas específicas subordinadas, departamentos,
divisiones, etc. Sin fundamento técnico-administrativo alguno, ya que los
niveles A designados políticamente harán la labor de coordinación que en la
actualidad hacen los funcionarios políticos de menor rango (secretarios,
subsecretarios, etc.). Implica mayor delegación y distorsión consecuente.
Además la experiencia indica que tal intromisión externa nunca han sido
productiva, siendo una de las causas básicas que ese cargo en el ámbito privado
vale el doble o más de lo que se paga en el estado (implicaría elevar los
sueldos de todos los funcionarios superiores si quisieran igualarlo). Sumémosle
las dificultades que implica ajustarse al reino del todo es posible - léase
estado- para un privado que por las razones económicas expuestas no será top,
sino confiable, que seguramente cuando lo maneje debe cesar y aceptar internamente
que sus subordinados lo hubiesen hecho igual o mejor que él, que seguramente no
hará público.
Estas lamentables manipulaciones de conveniencia
circunstancial, infundadas y extensibles a cualquier ámbito estatal, traducidas
en una precariedad ideológica de país bananero, son las que nos conducen a
explicarnos lo inexplicable: ser un país con recursos pero pobre.
(Solidaria e Idónea). Francisco Alberto Scioscia
www.redsoleido.com.ar
número 11 21/01/2000.