Por definición lo
inexplicable no se explica, ni lo indefendible se defiende. Sin desdeñar
ningún acto intencional que apunte a otro objetivo, dado lo incomprensible
del accionar de los grupos de elite policiales, poca importa para los
ciudadanos otra lectura que no sea la de haber sido masacrados los insospechados
rehenes. Las causas - impericia, factura, exceso de obediencia, etc.- poco
importan ante las vidas perdidas de inocentes. Si
esto hubiese sucedido otrora, hubiese impactado pero no en igual forma.
Simplemente porque hubiese sido difícil para el común de la gente ponerse en
la piel de los rehenes. Hoy, tétricamente, es
posible que cualquiera de nosotros estuviese en lugar de ellos. El padre de
uno de los rehenes originales liberados, el del correo, al ver por TV las
primeras escenas del suceso quiso hacerse el gracioso/irónico (incluye la
posibilidad de la negación) con su familia diciendo que ahí estaba su hijo,
al concordar algunos datos; desgraciadamente, segundos después corroboró que
realmente era su descendiente... Los vandálicos hechos que
acontecen cotidianamente, la falta de información adecuada - factible de
tenerla luego de una investigación que superará el día(s) del impacto en la
ciudadanía- sobre el suceso ante las diversas versiones que se generan en los
distintos medios, intencionales o no, generan una incertidumbre razonable en
la población. Aunemos que la versión de las partes, obviamente, responderá a
su conveniencia, más aún cuando los medios son parte activa y pueden sellar
la suerte de los involucrados (preferentemente a los que responden al
soberano). Esta circunstancia conlleva a la prudencia pública en general, en
cuanto los Pattineses (ayer, Ricos, anteayer...)
comienzan a exigir la mayor dureza policial y los políticos - acorde a sus
intereses circunstanciales - la avalen o no. La correctamente definida
masacre de Villa Ramallo reúne dos características
inusuales, que no permiten generar la incertidumbre aludida en la gente: la
certeza que los rehenes estaban exentos de toda sospecha y que la policía los
había masacrado impunemente. En fin, fue tan evidente el desatino
cometido que pocas veces he visto a un funcionario - civil y el primero en
dar la cara- no generar la más mínima duda/suspicacia sobre el suceso
acaecido, aludiendo solamente a que se tenían que investigar las causas del
mismo y deslindar responsabilidades (obviamente entre policías y/o
judiciales). Público ramallense, general y
periodismo respondieron coherentemente a lo sucedido. Este trágico y peculiar
suceso, con las connotaciones expuestas, resultará un hito emblemático: lleva
compulsivamente a reflexionar a esa población mayoritaria y silenciosa que
duda si debe meterse bala o no. Estas no discriminan a delincuentes de
inocentes, ni en Buenos Aires ni New York, generalmente matan/invalidan. Y nadie quiere estar
en su trayecto. En fin a apostar por la vida que debe privilegiarse sobre
cualquier cosa, no quedando aquella al criterio y/o intereses de las fuerzas
públicas involucradas en el hecho, más aún sospechadas como las nuestras. Si
la actitud de la jueza que, semanas atrás , dejo
escapar a los delincuentes para salvar a los rehenes, estaba en duda Ramallo las despejó definitivamente. También a que a
los Pattineses les costará vender el pescado ya
podrido. El
tema seguridad es de los de mayor complejidad, dado que exige una integración
multidisciplinaria, que obviamente excede a una nota periodística. Un
análisis de tal naturaleza no puede excluir la coyuntura social, cuya
creciente marginalidad gravita en la violencia cotidiana (
el lado oscuro del gobierno, que trata de evitar). La participación
activa de la población en la prevención del delito. El rediseñamiento
de las fuerzas policiales (presupuesto, capacitación, organización,
reclutamiento, recursos, etc.). El del sistema penitenciario ( ¿ escuela de delincuencia o reinserción social ? ). La
revisión de las leyes penales ( mejor instrumentación o mayores penas ? ). Tal multifacético estudio exige personal idóneo
y experimentado de alto nivel, que incluya a todos los sectores involucrados
y sus distintas posturas, que debatan/confronten entre sí. Unica forma de que se imponga una lectura adecuada de la
difícil realidad que nos toca vivir. Que impida que alternativa y
peligrosamente se impongan grupos de presión que por defender "sus ideas
e intereses" pongan aún más en peligro a la sociedad. Léase:
Halcones/Palomas, juristas "pragmáticos"/puristas del derecho,
análisis sociológicos reduccionistas o que no
reflejen una realidad perceptible, etc. Aún sigue vigente la definición
aristotélica de la virtud: el punto medio entre
extremos. En fin, que las lamentables muertes acaecidas no lo hayan
sido en vano. Este último párrafo para
cerrar el inicio de la nota: inexplicable/indefendible. Sabia
reflexión de ese periodista que no tomaba en cuenta las palabras de
Toma/Corach, acusando a los medios de tal masacre,
dado que para él no eran idóneos en Seguridad. Por último una duda que
exceptuaría a Ruckauf de sus dichos ( meter bala): que las municiones de su futura policía
discriminen entre delincuentes e inocentes... (Solidaria e Idónea). Francisco Alberto Scioscia
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