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  Estar tan cerca del poder debe ser excitante para un político inmerso en las reglas del juego vigentes. Perder no solo la gobernación de la provincia más importante de la Nación, sino el trampolín hacia la presidencia del 2003, ya que la realidad indicaba adiós al partido justicialista en el poder . Solo necesitaba doblegar a su rival, a quien las malditas encuestas daban ganadora por un margen reversible (4 ó 5 %). No se si las propias del PJ pero si las restantes, incluyendo las independientes. Por su actitud, parece que todas, pues utilizó todos los recursos posibles para lograr superar ese escollo a su gloria. Apeló a las balas, odio a Patti, no hablo de Villa Ramallo, a los radicales no contentos con Meijide, al sentimiento religioso. Esto lo expuesto en público, sumémosle los acuerdos con CAVALLO y la UCD (PattiMenen no transó). Hasta tuvo que sufrir las bocas de urnas. Finalmente logro su objetivo, hasta con cierta comodidad (7%) y un excelente caudal de votos (48%) y algunas intendencias menos. A los postres, negó sus ambiciones presidenciales, aludiendo a que su objetivo era cumplir con el mandato popular provincial. No creo que Duhalde le haya creído. Sería estúpido negar tal especulación, que él tuvo en su oportunidad y común/racional a cualquier político. Además, avaló todo lo que hizo Ruckauf para llegar al poder provincial. Era el legado, que de perderse hubiese sido un elemento contrario a sus intactas aspiraciones para el 2003.

Su rival, más tranquila, ganadora el año anterior a la esposa del gobernador con una excelente elección en las parlamentarias. En esta oportunidad estaban en juego los cargos ejecutivos en el ámbito provincial y municipal. Es decir el poder por el poder mismo. Si Ruckauf tiene que tener cierto decoro en su accionar, por su investidura y proyecciones futuras (y actuó como lo hizo), imaginemos a los intendentes que trataran de mantener su poder sin ningún tipo de reparo, mayoritariamente justicialistas, cuyos actos tienen una trascendencia local. Además la gente de provincia tiene claro el manejo de la política municipal. Acepta el clientismo como natural, propios de los partidos políticos. Es más saben quienes son pues su militancia es observada y registrada como vecino, no por trascendidos como en Capital, que si se quiere puede solaparse. Además valoran a quien no se excede y hace buenas obras de gobierno, soslayando negociados que considera propios del poder municipal de turno, que a él le esta vedado desgraciadamente. Igualmente, quien aparezca de la nada como candidato, no tenga nada que ofrecer y tenga algún antecedente objetable, diría que igualmente quien no pueda aventar sospechas malintencionadas que circularan sobre él, estará muerto. Este ciudadano medio bonaerense esta más alejado de los medios y más inmerso en sus necesidades de subsistencia que sus derechos. Es decir distinto al capitalino, cuyo perfil medio es de mayor poder adquisitivo/nivel educativo, con propensión a defender sus derechos que la subsistencia, donde Fernández Meijide cosechó sus horas de gloria. Una lectura más apropiada de su triunfo anterior en provincia, sería manifestar el descontento general hacia el gobierno central, dado que al no haber nada en juego en lo inmediato (el congreso esta muy alejado) era optima para hacerlo. Pero esto es valido en el ámbito provincial, no traspolable al ámbito capitalino por las disimiles características expuestas de sus habitantes. Además la inestimable ayuda de los radicales tradicionales que no tuvieron empacho al corte de boleta, fomentada en muchos comités, más aún que no surgió de internas, sino de un arreglo interpartidario de la Alianza. Una excusa justificatoria de lo injustificable. Habría que hurgar en las disputas precomicio entre frepasistas y radicales, para tener una lectura más adecuada. ¿ Alguna reticencia a una mujer?. Aunque no tuviera gravitación, le habrá quitado algunos votos. Sumatoria que coadyuvo a su derrota y al Frepaso, muy verdes aún para pelear en las duras provincias.

También para el nuevo gobernador no será fácil el camino. Menos intendencias, legislatura minoritaria, el mayor nivel de desempleo, la seguridad... Mucha muñeca.

Una ultima reflexión para el poder político femenino. Aunque algunos lo llamen profesionalización, estimo que deberían revisar su actitud de identificarse con lo masculino. Igualadas, utilizan peor los recursos "políticos" exacerbando aspectos que los hombres por si no hacen. Mal cóctel-negocio. Es decir, más de lo mismo denostado. Tampoco deben ser Evita (hay una sola). Una visión femenina equilibrada le vendría bien a nuestra dirigencia. Tienen a su favor: no querer ser banca porque sí - lo aprendieron de su historia- contrariamente a los muchachos que si quieren serlo aun no teniendo con que (pavonearse instintivamente); "calar" rápidamente a estos, con mayor precisión que sus pares (ardua experiencia como esposas), compensando ese machismo recalcitrante. Y fundamentalmente poder aportar más a la integración familiar, sus demandas/necesidades. Esta en su piel (filogenéticamente hablando). Los hombres nos adaptamos, ellas lo tienen asimilado.

(Solidaria e Idónea). Francisco Alberto Scioscialetter.gif (161 bytes)
www.redsoleido.com.ar Número  5- 29/10/99