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   REGULACION POR LEY DE LAS TASAS DE
  INTERES DE LAS TARJETAS DE CREDITO  | 
 
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    Resulta evidente que la tasa de interés de
  tal ámbito es excesiva - un 30/40% aproximadamente según bancos- incluyendo las
  rebajas que hicieron previamente los banqueros, con el objeto de
  autoregularse y evitar que legalmente se fijará algún tipo de tope como
  finalmente ocurrió ( 25% sobre la de los prestamos personales de cada
  entidad). Temo que finalmente esta legislación pasará al olvido, tanto para
  los legisladores (que no podrán controlar todas las chicanas a que recurrirán
  los bancos para compensar tal "perdida") y los banqueros porque
  sobre la base de tales artilugios (costo de emisión, gastos administrativos,
  cargos por excesos de compras, etc.) ajustarán sus ingresos. Solo servirá
  para blandir - los legisladores- en el futuro la capacidad del parlamento
  para regular defendiendo a sus mandantes y los banqueros para acusar a
  nuestros representantes de intervencionistas a ultranza  (avalados por
  el PEN que veto la primera ley sancionada aduciendo que la misma
  distorsionaría el mercado, lejos de favorecer a los consumidores). Aquellos
  claman/aducen que tal sobretasa se origina en el nivel de riesgo que implica
  un mercado como las tarjetas, pero callan cuando se les inquiere porque deben
  pagar justos por pecadores, de los cuales ellos son parte cómplice aceptando
  usuarios potencialmente insolventes. Que tal política de alto riesgo sea
  llevada por operadores restringidos, locales, sin discriminar quien paga o no
  podría aceptarse (?), ya que es parte del negocio y sus hipertasas
  consecuentes. Pero entidades bancarias con estructuras administrativas
  consolidadas, que pueden realizar estudios de nivel de confiabilidad en el récord
  de cada usuario, evidentemente no. Cualquiera que
  analiza los argumentos liberales en cuanto a las falencias que implica la
  intervención estatal, resulta sumamente difícil rebatirlos, dado que tales
  injerencias resultan relativas y a veces contradictorias con su finalidad,
  distorsionando al segmento del mercado que se pretende regular e incidiendo
  negativamente en el conjunto del mismo. Más aún las tristes experiencias
  locales e internacionales en la materia, que no hacen más que avalar los
  postulados liberales, pero no implica que sean sus argumentaciones las únicas
  viables y aplicables en cualquier región planetaria (por ahora las
  únicas).  Desconozco otros países emergentes, pero en  Ni el autor de esta
  nota, ni la mayoría de los usuarios son expertos en materia económica, pero
  ello no implica que nos tomen por tontos, solo somos impotentes ante tales
  manejos. Aludía anteriormente a los razonamientos liberales contra el
  intervencionismo, aduciendo estos que la libre competencia es la solución del
  mercado a tales distorsiones. Es decir la libre elección del proveedor del
  servicio... ¿ Sería considerar
  intervencionista a quien debe fijar pautas para desempeñar en forma
  transparente al mercado permitiendo una libre elección del banco emisor? ¿ O
  que exija que las entidades financieras no cobren sobretasas de riesgo a
  todos por igual, sin diferenciar a quienes son regulares de los irregulares
  potenciales o reales? En este caso, no bastaría considerar un plazo
  prudencial de operación en el mercado sin estar escrachado en el Veraz como
  un parámetro de regularidad. Y para acceder a un crédito de consumo,
  adicionarle una garantía simple: trabajo o bienes proporcionales, además de
  haber cumplido en plazo sus compromisos anteriores.  Con ello
  evitaríamos los abusos en los aludidos operadores locales, cuyo negocio es el
  alto riesgo sin discriminaciones (1). En cuanto a la posibilidad de elegir
  libremente al banco emisor, debería posibilitarse que el usuario pueda
  transferir su deuda completa de un banco a otro que le resulte más
  conveniente, incluyendo la deuda financiera y las cuotas futuras. El nuevo
  operador financiero cancelará a orden del usuario tal importe, sin ningún
  perjuicio económico a éste ni al anterior agente financiero. Algo similar a
  la compra de hipotecas, sin implicar para el deudor ningún costo/cambio, que
  no ser el nominal del acreedor. Solo restaría modificar algún software que
  calcule tales implicancias. Estimo que hasta si quisieran agregarle algún
  costo administrativo razonable para tal cancelación, no perjudicaría la
  operación. Hasta algún banco podría ofrecerlo a su cargo para atraer a sus
  nuevos clientes. En fin adecuar la libre competencia a un mercado como el
  nuestro, demostrando los empresarios financieros que quieren realmente un
  mercado que beneficie mutuamente a ellos como a los consumidores que son su razón
  de ser. Bah! que no nos tomen por... (complételo Ud.). 
     (1). Es sugestivo que
  muchas entidades bancarias de nivel ingresen al segmento local, que aunque cobrando
  tasas inferiores a aquellos - y algunos con otros nombres- siguen lucrando
  con esa indiscriminación entre los usuarios de alto riesgo y sus hipertasas
  consecuentes, sin ningún tipo de control público. Parece que es lucrativa tal
  operatoria, pero la culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer...                                                                                                                                 
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