Anexo II - Informatización:
Permítanme una digresión: al presente,
a nadie se le ocurriría cuestionar la informática. El acceso en fracciones de
milisegundos a datos de carácter volumétrico como su teleprocesamiento, torna a
un ordenador en una herramienta insustituible. Tal efectividad no es
trasmisible en cuanto a procesos encadenados e interactivos, en los cuales
interviene preponderantemente el factor humano. Estudios respectivos, indican
que en tales procesos la inversión monetaria no logra satisfacer el producto
obtenido. Las falencias no son producto del procesador respectivo: lo
primordial resulta establecer el circuito administrativo acorde al trabajo a
generar automáticamente. En fin, pre-informático y por el momento, solo
asequible por el hombre. El éxito dependerá de la calidad gerencial que con una
visión global, de su área de influencia, permitirá diseñar tales circuitos
satisfactoriamente con la participación activa de sus cuadros intermedios.
Asimismo, podrá testearse eficazmente los sistemas automatizados que respondan
a los objetivos institucionales. Una formulación correcta del sistema garantiza una
implementación exitosa. La informática es una herramienta optima,
pero sigue siendo un instrumento del hombre, el cual tiene que conocer su
utilidad, no su constitución interna o programática. Esta tarea es de
incumbencia de los expertos informáticos. Una articulación productiva entre
técnicos administrativos y los informáticos, en todos los niveles, garantizará
el éxito de cualquier sistema administrativo automatizado, como sus ulteriores
modificaciones.
La mediocridad de las implementaciones
institucionales debe rastréaselas en que los analistas informáticos, cuando
perciben - muy frecuentemente- que su interlocutor técnico administrativo no
domina correctamente las fases de su trabajo, generando aquél soluciones
propias transaccionales ( intenta acertar). Estas,
seguramente, transformaran al sistema en un híbrido – inicialmente- y
posteriormente en sus múltiples modificaciones, en un parche solo descifrable
por el programador y asumido como imperativo por el trabajador que debe
utilizarlo. Esta circunstancia es extensible al conjunto del sistema
institucional, que al no existir el nivel gerencial que lo diseñe/domine,
analizando el conjunto con relación a cada una de las áreas sistematizadas que
lo conforman con activa participación de los cuadros medios, generan estos
productos deficientes. Por supuesto no achacable al ordenador, a veces
ultrasofisticados, ni a los vicios profesionales aludidos de los informáticos -
los cuales pueden ser muy buenos o regulares- sino al deficiente nivel gerencial
en sus limitaciones en cuanto a pensar abstracta, global y sistematizadamente.
En fin, el “problema” informático pasa a un
segundo lugar, destacándose la elección acertada de los niveles superiores de
la organización. Resultaría optimo para el desarrollo
sistémico de una estructura institucional que tanto el nivel gerencial como el
sistémico registraran un nivel intelectual superior como los aludidos ( comprensores/analista de símbolos), optimizando el
traspaso de la información - sin distorsiones- dado que utilizarían igual
código de transmisión.