Editorial INICIAL

 

¿ POR QUE INTERNET ?

Esta incursión como internauta obedece - en primer lugar- a que es el único medio que se ajusta a mis posibilidades económicas y ser simultáneamente el mayor potencial de lectores a este proyecto. Más allá de tales mezquinas razones, INTERNET es el primer producto hipertrascendente en manos sociales y que compete a toda la humanidad. Aunque exija un gobierno central, no tiene dueños en el apogeo del capitalismo ¡¡¡. De su origen estatal paso a ser un dominio de la gente/organizaciones/grupos, lejos de poder ser "comprada" ( aunque lo intenten). Cualquier político que registre algún tipo de sensibilidad social tratará de preservar la red del capital, pues percibe su trascendencia, fundamentalmente por tal independencia. Esta red, mucho más allá de mostrar el estado de nuestras sociedades ( reflejado en los multifacéticos sitios que trascienden éticas y estéticas personales) será la base de un cambio social profundo que regirá en un futuro cercano nuestras vidas. Hoy, un lujo, mañana una necesidad. Seguirá el derrotero del teléfono, al cual seguramente absorberá. Sus potencialidades son infinitas en cualquier campo de la actividad humana y obligará a rever conceptos y procedimientos hasta hoy inmutables (por el solo hecho de no contar con recursos para lograrlo). INTERNET nos muestra el camino: tener en manos de la sociedad la respuesta a nuestros problemas ( este es el supermensaje de la red, de una magnitud aún no valorada adecuadamente).

CONTRA LA RESIGNACION

Resulta clásico en los humanos resignarnos a situaciones objetables - que nos afectan cotidiana y seriamente- por no hallar su solución; ya sea por nosotros mismos como de interlocutores sociales válidos - individual u orgánicamente- que puedan vislumbrar una respuesta satisfactoria a tal problemática. Es decir, tenemos el problema pero no su solución. Como en nuestra vida, todo lo trascendente que omitimos hoy, luego, nos vuelve con mayor virulencia. Con negarlo no hacemos desaparecer el conflicto... En política, trasladamos a otros lo indelegable: la administración del bien común. Luego, ante el fracaso de los dirigentes políticos los fustigamos severamente, como si fuera un hecho ajeno a nuestras responsabilidades siendo nosotros los principales culpables de los desatinos en que incursionan los partidos. En economía, la feroz competencia nos lleva a un despilfarro de recursos - escasos o abundantes- que afectan globalmente a la mayoría de la población planetaria. Esta - tarde o temprano- no puede excluirse de caer en crisis recurrentes propias de los ciclos económicos capitalistas. ¿ Prodigar esfuerzos, tiempo y dinero es compatible con una mejor calidad de vida humana? La lista de estos problemas sin solución actual puede ser extensa, pero si se lograran satisfacer - coherentemente con la naturaleza humana- los de mayor trascendencia la misma se reduciría abruptamente. ¿ El fin de la historia o el inicio de una nueva? El conocimiento y los recursos acumulados en las postrimerías del siglo XX, emergentes de un cruento camino recorrido, nos indican que poseemos los instrumentos para rediseñar no para resignarnos.

Tantos desatinos en el ejercicio del poder político determinaron un ciudadano escéptico, proclive a la resignación y/o pasividad. Nuestra formación- aludo a quienes poseemos más de treinta y pico- nos marcó: nos convencieron de que con el esfuerzo individual y colectivo, podríamos mejorar el futuro de las sociedades tanto en lo material como en lo espiritual. No pudimos comprobarlo: dilapidamos nuestras energías juveniles y la gran mayoría se sienten "quebrados", descreyendo cualquier posibilidad de aportar en sociedades en que tanto la globalización como el fundamentalismo de mercado son moneda corriente, agravando las injusticias preexistentes. Sumémosle la perdida de nuestras ínfulas juveniles, el temor a perder lo obtenido y el cóctel es preocupante...

¿ Nada por hacer ?

Este medio, con sus limitaciones profesionales y técnicas, dentro del Proyecto Red  SOLeIDO, intenta aportar un mínimo de participación adecuada a fines del siglo; lejos de la pasividad y de eufóricas manifestaciones improductivas.

Esta frase - más allá del autor, cuya única referencia que tengo es la de ser un clérigo- sintetiza una cosmovisión de vida:

"No tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo.

Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos.

Cuando el Dios de la historia venga, nos mirará las manos".

Mamerto Menapace