Editorial:
Reflexiones y lamentos de un hombre |
La ausencia de un conocimiento sistemático en la naturaleza del hombre
nos lleva a confrontaciones de difícil resolución, producto de tal carencia.
Una de ellas relativa a las distintas opiniones que implica si cada uno de
los individuos "ve" el mundo según sus propios ojos o éste esta
allí tal cual es. Por el transcurso de
mi tercer década de vida, en el seno universitario, no tenía una posición que
me convenciera por una de ellas según los términos científicos expuestos,
menos aún una propia. Mi intuición me
inclinaba hacia que el mundo estaba ahí, tal cual pero sin fundamentos. Estas
reflexiones vienen en relación a que una vez que remití a casi la totalidad
de las Universidades y respectivas facultades, vía carta entregada
personalmente, correo ordinario u electrónico y los centros de estudiantes
por iguales métodos, pero estos limitados a quienes centralizaban todo el
alumnado de la respectiva universidad, comencé a cuestionarme esa vieja
controversia, para mi, por supuesto aún no resuelta. Algunas de ellas
pusieron en duda hasta mi intuición de otrora. No precisamente por la remisión
de la carta abierta a
Una
de las deplorables características humanas es devastar al ocasional y ausente interlocutor, sin darle – cuando
es factible- la oportunidad de rebatir los argumentos y/o propuestas en
cuestión. Cualquier síntesis implica un análisis que puede haber contenido y
desechado – con fundamentos racionales- los términos por los cuales sé
critica/desestima. Y peor aún, cuando se decide sin escuchar al damnificado.
Luego, nadie querrá reconocer su error. Esto es un hecho cotidiano, en
cualquier nivel o ámbito, superable con el solo hecho de evitar tal omisión
si fuese factible (generalmente lo es). Inteligencia, ser gente de bien,
le son compatibles... Ya que estoy en tren de purificación de mis
angustias, otra: la falta de delicadeza de la mayoría de los
interlocutores. Años antes del inicio del proyecto, buscando un sinónimo que
reemplazara a tal término, me encontré con una sorpresa. Personalmente
siempre he practicado tal acción, a veces mal vinculada a lo femenino, no sabiendo porque lo hacia, hasta que leí que la misma es sinónimo de escrupulosidad.
Cualquier hombre con cierto grado de responsabilidad social no puede
prescindir de ella, dado que dejar pasar algún aspecto puede volverse en su
contra, personal y/o organizacionalmente. Y el futuro no puede, por ahora,
predecirse ¿ Quien sabe uno con quien trata?
Hoy, con información seguro, mañana... Anoten todos estos hombres
involucrados que prefieren el silencio como modo de omisión, cuando es
extremadamente simple no pasar por inescrupuloso (un simple/correcto llamado
telefónico, e-mail, por el más rata de sus empleados, con una disculpa
estándarã). Si les cabe,
háganlo en el futuro con otros, conmigo ya me resultaría molesto. Luego
de lo expuesto en colación a mis interrogantes del primer párrafo de este
artículo y duplicando la edad de mis interrogantes, no podía entender como
actuaban estos hombres. No podía evitar hacer un paralelo entre mi conducta
por siempre de dar una mano, en la medida de mis
posibilidades/disponibilidades, a quien intentaba realizar algo constructivo
( ya sea en lo personal o solidario)
para vivir mejor. Más aún, con muchísimos más recursos que quien relata. La
única explicación es que toda mis propuestas sean un disparate, que mi
sentido de realidad no puede permitirse excluir. Pero también tal sentido no
ve que alguien afirme frente a mi tal posibilidad, sin tener un retruque que
difícilmente pueda sostener sin resquicios su aseveración destructiva,
intencional o no. Es
decir, juzgo/aba con mis ojos a los otros, corroborando lo errado de mis
intuiciones juveniles que el mundo estaba ahí tal cual, ya que
mayoritariamente no era así que lo percibiesen los otros. Una
diferencia básica, yo lo sustento, no puedo saber que dicen los otros por su
propia omisión y consecuentemente no existe el debate enriquecedor/superador.
El trabajo en equipo disciplinario y/o interdisciplinario nos permite superar
esa limitación inherente al ser humano, ya sea por ausencia de una
estructuración lógica de mayor abstracción o solidez, por falta de
información o ser/estar circunstancialmente perturbado por un fuerte estado
emocional, o todas juntas o parciales, que nos transforman en subjetivos.
Todos estos factores expuestos se controlan/neutralizan eficazmente,
debatiendo y confrontando en la labor en equipo de un nivel aceptable, concluyendo
que la objetividad nos trasciende individualmente pero es factible en la
labor colectiva fecunda, aunque aún tenemos muchísimo para aprender a
"ver el mundo que esta ahí". q Internet
full (30), hosting (35), gastos telefónicos, siendo estos últimos los de
mayor cuantía y variables s/exceso. ã Joaquín Sabina respondía ante la pregunta de que era
una mentira piadosa con una grosería vinculada al sexo oral. Pero este
famoso y ocupadísimo profesional que me remitió un sobre personal de
agradecimiento, unos tres meses después, tuvo la mejor:"Lo leeré - por
el ensayo- cuando disponga de tiempo". Muy buena, sincera o no.
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