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Otrora, los "viejos"
funcionarios repetían que no solo hay que ser honesto sino parecerlo.
Nunca, aun hoy, pude asimilarlo. Me quedo con el ser, aunque también
sería necio negar que es factible esa posibilidad. Las publicaciones de todas
las licitaciones públicas o privadas - de menor cuantía- en un sitio
especifico de INTERNET es un acto de gobierno que nos lleva a una
mayor transparencia en su accionar. Más aún ajustes en los sistemas de
contrataciones, como ser entregas parciales de ordenes de compra de mayor
volumen al mismo precio pactado regulando el stock y el espacio respectivo,
incluir varias reparticiones para incrementar volúmenes y menores costos y
otros controles, rectificando o sustituyendo totalmente el innecesario
decreto regulatorio de contrataciones sancionado por Menem a días de su cese
presidencial. Al respecto, quien conozca el paño sabrá que a fines de cada
gobierno, sea cuál fuere el signo del mismo, los últimos días de la/s
víctima/s quien tenga algún poder burocrático y tenga intenciones, logra la firma
presidencial entre gallos y medianoche, sin excluir la posible
intencionalidad/guiño de este último, como favores devengados. En fin, parece que es hora de
transitar hacia la transparencia. Algún despistado no creerá que con
el menemismo y su década en el gobierno nació la corrupción en este sistema
de contrataciones del Estado. Mi primer trabajo en el mismo fue conformar la
oficina de patrimonio, una exigencia de milicos, lo cual me entretuvo - de
por si no había trabajo- durante varios meses revisando la descripción de
bienes de las facturas originales con la descripción existente en el
inventario, producto del aburrimiento en exceso cuando se fue desmembrando la
sección, quedando como único integrante (el jefe había sido comisionado).
Solo por curiosidad fui reconstruyendo todos los bienes muebles e importes,
de una repartición que no llegaba a diez pisos de 10 x Debería haber una oficina de
estadísticas del estado en la cual se podrían contabilizar, aunque sea
cuantitativamente, las modificaciones parciales o totales sobre cualquier
aspecto vital a su desenvolvimiento y
sus tantos y fracasados intentos. O vamos a pensar que nadie percibía tales
desatinos cualesquiera fuere el signo del gobierno de turno. El acto
administrativo es volitivo primariamente y ulteriormente intelectual, sin
escisiones. Sin voluntad de hacer nada es posible. Parece risueño
o triste hacer esta pregunta: ¿ como es
factible los avances científico-tecnológicos del último siglo no hallan
llegado a controlar algo tan simple que alguien no se apropie de lo indebido
o negligentemente lo despilfarre a expensas de toda la ciudadanía? No se puede
responder esta pregunta sin involucrar a un alto porcentaje de los políticos
existentes hoy, coparticipes con
funcionarios administrativos del desmadre preexistente en todo lo
atinente a compras y servicios en el estado. Mitigado ello, en este último periodo democrático al tener
la prensa una injerencia mayor en los actos de gobierno y la correlativa
avidez de publicar chanchullos que devenían en mayores rating o tiradas
respectivamente y ya no les podían cortar el cuello (sin eufemismos).
Reitero que no sabría que parte de intencionalidad e impericia/desidia
asignarle a aquellos funcionarios aludidos, pero que coexisten ni lo duden.
Hay de todo en Quedaremos en el parecer,
promocionando al BOOM Internet, o trataremos de ser definiendo
con idoneidad, trasvasando adecuadamente experiencias de empresas
multinacionales que han racionalizado productivamente servicios y
provisiones, de las cuales muchos de los funcionarios existentes han formado
parte. Pero ello implica una revisión de las estructuras del estado, en todo
nivel, que permita saber no solo que se compra sino porque y ello
es un cambio muy profundo que hay que hacer para no parecer sino ser...
(algo así como la idea de un economista que tuvo su hora, del presupuesto
base cero). En fin, somos un país
bananero por nuestras dirigencias, no por el nivel cultural y actualización
científico-tecnológica de los miembros de su sociedad que exceden a tal
factible tarea a emprender. Resta responder si hay voluntad de hacerlo o
declamar, lo cual les compete a los políticos ¿ o a la ciudadanía demandarla? www.redsoleido.com.ar número 18
del 28/04/2000
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