De las turbulencias de ayer a la quietud de hoy. Resignados que en las próximas elecciones vuelvan
al redil más del 80% de los dirigentes que nos condujeron a esta
hecatombe y que queríamos que se vayan todos... Argentina
siempre nos sorprende. A los hace poco acorralados ministros del Alto
Tribunal - vía juicio político-
a los mismos que hoy nos pueden llevar al caos, blandiendo un hipotético
fallo contrariando la pesificación. Como muestra, la restitución del 13%
a los jubilados y empleados públicos por ser inconstitucional, cuando en
diciembre ppdo. aceptaron como justa la retención de
haberes dispuesta por Menem en un 15% a empleados públicos. Lógico,
aducen que ahora hubo devaluación e inflación ¿ No
nos afecto a todos por igual ? Tener un patrón así, con gerenciadores de tal calibre, es muy, muy bueno ¿ A quien le reclamaran los
importes de sus haberes reducidos drásticamente los miles de empleados privados
desde la devaluación? Disculpen la digresión ( y eso que me beneficia) . Retomemos la despesificación que implica no solo devolver
los depósitos en dólares a los ahorristas sino que todos los adeudados
en tal moneda - ya sin prerrogativas, como ser hipotecas sobre
viviendas unicas- deberán cancelarla en verdes.
Dado que no le compete a la Corte “reglamentar” todo el circo
atinente, se expedirá por lo justo o injusto de la transformación de dólares a
pesos. No omitir que la mayoría de jueces o conjueces, no sé si por izquierda o
derecha, tienen su dinero en el corralito y supongo en dólares. ¡Bah! En Argendólares: compraron barato dólares, mayoritariamente con
una sola tramitación formal, lo cual nos remite a una famosa y real frase: lo
barato sale caro. Los bancos
aceptaran tal exigencia, pero transferirán a los deudores tal moneda ( verdes no argenverdes).
Así, emergerán nuevos mecanismos vía PEN-Parlamento que paliaran tal distorsión
social consecuente, como ser que un préstamo en dólares se extienda en cuotas
unas 3,5 veces. Es decir, si a Ud. le faltaban cinco años ahora,
para pagar la misma cuota en pesos que al presente, gracias a estos juristas
cancelara en vez del 2007, en el 2020. Por supuesto rogando que
no haya una nueva estampida cambiaria y consecuentemente inflación, nada
improbable, que nos conducirá a cancelar esa deuda, en el 3020 ( bueno, elija Ud.).
Nada hace suponer que los sueldos se actualizaran,
dado que sin reactivación/productividad no será posible; ergo las jubilaciones
y los sueldos públicos. Los deudores afectados pueden extender hasta sus
bisnietos las cuotas, pero los acreedores no lo aceptaran. Así otra
ronda de juicios, que resolverá en definitiva nuevamente esta Corte, canjeando
otro fallo favorable al gobierno de turno por la restitución de sus
jubilaciones privilegiadas, o de haberse consumado, cualquier otro perjuicio a
sus intereses. Nada hace pensar que tal circunstancia no sucederá,
coherentemente con nuestros mandatarios de cualquier poder.
No
quepa la menor de las dudas que en un juicio de partes, suena lo más razonable
que se repartan las perdidas entre acreedores y deudores. Por ejemplo la
aplicación del CER a los depósitos/deudas, mecanismo ya visto con buenos
ojos por muchos economistas de prestigio internacional, sería justo. Tal mecanismo mantendría actualizado vía
inflación los recursos y hasta el parámetro por siempre usual, el valor de
las propiedades que solo incremento entre un 20/30 %, casi acompañando a la
escalada de precios. Esto en tiempos de
crisis normales. La actual no lo es. Pensemos que la traslación del mayor monto
de las deudas se hace sobre gente ya propasada por la inflación y sin
ajuste de haberes razonable y otros que no tuvieron nada, como ser en
“negro” , jubilaciones y sector público... Es decir, que esto es asimétrico: gente
que tiene y quien no puede. Históricamente, cada ronda de ajustes, tan
comunes en este país, la gente mermaba sus ingresos en el juego del valor del dólar,
la hiperinflación pertinente y la actualización de sus sueldos,
siempre inferior. Así sucesiva y progresivamente nos fuimos deteriorando cada
vez más, hasta el desastre actual en el cual no solo no recuperamos nada,
sino que perdimos aún más lo que teníamos anteriormente. Aunque crease o
no, ese supuesto reparto de perdidas, generara ricos cuasi actualizados
( quien les garantizará el cobro) y pobres más pobres al no poder pagar, retroalimentadose aún más el derrame de pobreza logrado. El mundo nos mira absortos: hemos
invertido proyecciones económicas que predecían el derrame de la riqueza x
pobreza, instigando a revisar el fundamentalismo de mercado, aun las
fallas en su implementación que podrían mitigar tal primordialismo. Asimismo, hemos potenciado al sistema
republicano al observar la absoluta independencia de poderes... lastima para el propio beneficio de cada uno de ellos y no el general...
En
fin, cada vez creo más que el mal
nativo es esta generalizada actitud materialista del aquí ahora a nuestro
propio beneficio – sectorial y/o individual- sin vislumbrar el interés
general del mediano y largo plazo. Recordaba días atrás a un psicoanalista de
bien ganado prestigio que era un oráculo para los medios por los 80:
Arnaldo Rascovsky. En alguna
oportunidad aludió que el grado de descomposición social observado por entonces
–un paraíso comparativamente al presente- se podría corresponder al
mensaje subliminal emergente del modelo de las dictaduras nativas, en el
cual un sector de la sociedad tomaba todas las decisiones del conjunto,
transformándonos en una republiqueta bananera. Lamentable murió, si hoy viviera estaría aterrado.
Su hipótesis, tan sutil, de aludir al mecanismo psicológico del poder subliminal,
se trocaría por la vivencia cotidiana y amplificada de los sectores
intervinientes en el saqueo – diríamos de legal a real- a la Nación soportado en la década del 90,
sin ningún tipo de sofisticación. Tal década fue una cruda realidad sin
trasfondo como nos remite lo subliminal, bien frontal, proyectando
socialmente así se: roba, prodigan los bienes suyos, se zafa, miente,
desentiende, ser pusilánime - esto por la inteligencia nativa ◙-, continuar esta lista
es por sí deprimente ( si puede, siga Ud.)
. Rascovsky nos diría, consecuentemente a lo experimentado en la
década pasada, que nos puede sorprender que este nuevo siglo nos ”manifieste”
la peor crisis social nacional general, traducida en la evidente descomposición
social . Potenciamos la cultura, no la del trabajo como aspiraba el PEN,
sino del ahorro a fuerza de tanta “malaria” y la del robo:
los delitos son cada vez más imaginativos y violentos. Solo me consuela
que aún no ingresamos a la fase de desintegración final: la de
aceptar como propias tales manifestaciones. Es decir reconocer como parte de
nuestra cotidianidad a estas funestas expresiones. Muchos aún las consideramos
como impropias de nuestra vida ¿ NADA POR HACER? Si por supuesto.
Número 026 del 3 de octubre de
2002. Francisco
Alberto Scioscia.
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