“Si las circunstancias
socio-económicas se mantienen, ni hablar agravarse, el 2003 nos deparará
con otra impensada sorpresa electoral... Un interrogante: la bronca es
contra el modelo neoliberal, receta universal for export de los países desarrollados – por supuesto no
aplicable en sus fronteras si perjudica a sus habitantes- o la falta de
sensibilidad e imaginación de nuestros
políticos ante tal crisis, que no pueden vislumbrar más allá de ese salvavidas
de plomo del déficit cero, que evidentemente crea más recesión. Ningún político
o economista puede asegurar una receta milagrosa, incluyendo la intelectualidad
nativa. Ni aun la sociedad puede percibir un rumbo que nos saque de este
desmadre. Un empresario top argentino, aludía que cualquier proyecto a encarar
debe contar con los recursos humanos adecuados, so pena de ir al fracaso.
Adhiero”
(colofón del artículo publicado el 29 de octubre
del 2001, con relación al acto eleccionario del 14).
No creo que haya que
ser muy lúcido para efectuar tal proyección, corroborada hoy en las encuestas.
Como en tal oportunidad, en la cual los políticos nativos prefirieron
considerar que ese aluvión de votos bronca tenia como
destinatario al “modelo” liberal aplicado sin anestesia a nuestra economía, contrariado
por el “que se vayan todos” ulterior, que por supuesto lo incluye. Hoy
aludirán que tales estadísticas corresponden a un periodo pre-definición de
candidaturas que absorberán tales votos... Seguramente, según estamos hoy
proyectado al acto eleccionario del 2003, el recuento llegará a orillar
el 50% de los votos. Lamentablemente, en términos sociales el
precipicio no tiene fondo definido.
Cuando una sociedad llega al grado
de descomposición social presente, implica un concomitante estado emocional,
por supuesto exacerbado . Este no es el mejor para
reflexionar. Pero somos una sociedad madura, que algo ha aprendido de sus
sufrimientos: mayoritariamente sabemos "que no debemos comprar".
Las estadísticas lo reflejan: ni vendedores de ilusiones, ni místicos,
ideólogos perimidos, ni comprado planes de gobierno - algunos pueden
ser geniales- que el 99% de la ciudadanía no va a leer por múltiples
razones ( tiempo, acceso, credibilidad, ganas,
información no garantizada que la sustente, ufh! siga
UD.), como asimilado las tristes experiencias acaecidas, sin
perforar el sentido común. Es decir, una sociedad que colectivamente hace
una lectura correcta de la coyuntura y sus demandas responden a una realidad
palpable.
En el juego
democrático de una sociedad no es a ésta la que le compete construir idearios,
dado que resulta su estructura intrínseca es receptiva-coparticipativa, no operativa.
En cambio, si a los oferentes, los partidos políticos, cuya plataforma
debe contener propuestas que logren satisfacer las demandas de la respectiva sociedad. Evidentemente en
este juego de demanda y oferta, en lo atinente a nuestra coyuntura, esta ultima no compensa a los ciudadanos, que razonablemente no compran, votando consecuentemente (“bronca”...). Aludía en ese artículo aludido
del 29 de octubre ppdo. que resultaba trascendente una
lectura correcta de ese inusual-alarmante n volumen de votos irregulares, dado que de la misma podría emerger una
luz en el túnel en el cual estamos inmersos. Estos dirigentes no lo
hicieron porque no quieren ver su descrédito, sus limitaciones y las
funestas consecuencias combinatorias de ambas.
Ante la evidente desintegración
social a la que hemos arribado, cualquier análisis fundado concluye que deben
recomponerse las deterioradas instituciones que hacen al bienestar general.
Como hacerlo se omite por incertidumbre en su especificación. Históricamente
las sociedades siempre ha tenido temor - con razón-
al personalismo, dada las terroríficas experiencias acontecidas. Tal miedo
perturba vislumbrar que las construcciones intangibles son producto de los
hombres que en su historia ponen su capacidad al servicio de sus
organizaciones, enriqueciéndolas. Hace unos años un artículo que analizaba los
sistemas jurídicos penales de varios estados trasfronteras, buscando la esmeralda
perdida, concluía que uno de los mejores era del estado de New Jersey en
EE.UU.. Tal era así que los propios presos lo
reconocían. Para sorpresa del columnista que buscaba una legislación penal
brillante, sin fisuras ( la esmeralda que aludo), se encontró que tal
éxito sustentabase en el trabajo progresivo, ejemplar
y persistente - en lapsos prolongados- de quienes conducían el Sistema
Jurídico de tal estado, no en su
legislación. En nuestras pampas, algunos creen que cambiando el número de
jueces de
n Nada que ver con
el voto peronista, originado en la proscripción. Ese era un voto positivo,
dirigido al PJ.
Francisco Alberto Scioscia www.redsoleido.com.ar