BICENTENARIO
En
mi último artículo, 051, estimaba que el nivel de
maduración de una sociedad está plasmado en un sistema judicial que resguarde fundamentalmente
al ciudadano y ejerza el control adecuado sobre los otros poderes de la
república, incluyendo su propio control a través del Consejo de la Magistratura, por supuesto en tiempo y forma.
Evidentemente, imbuido por la coyuntura nacional que exige justicia ante tantos
desmanes acontecidos en los últimos años en nuestro país, efectué tal análisis,
parcial por supuesto. En realidad, tal maduración debería ser el colofón de una
sociedad que se construye sobre pilares sólidos.
Recordaba con sorpresa que el partido justicialista en su esplendor de
mitad del siglo pasado, había multiplicado cincuenta veces el presupuesto en
salud, alcanzando la totalidad de nuestro vasto territorio. La conjugación de
nuestra inolvidable Evita y el genio
del ministro de salud Don Ramón Carrillo (neurocirujano,
neurobiólogo y médico sanitarista), comprendieron que la base de nuestro futuro estaba en la salud, siendo ésta el sustrato indispensable para lograr una educación de calidad. Así emergió una
escuela pública sustentable – triplicando la asignación de recursos
presupuestarios- de probada calidad tanto en sus contenidos como docentes
adecuados, extendiéndose a una universidad gratuita que generó brillantes
profesionales – emergentes de todas las clases sociales, mayoritariamente
inmigrantes- en todos los campos del saber, continuando las bases constitutivas
de nuestra Nación gracias al brillante Domingo F. Sarmiento, cuya prioridad era educar
al soberano. Tal inclusión consolidó una ciudadanía con un nivel cultural
elevado, conformando cuadros sociales medios que permitieron un desarrollo
económico satisfactorio y demandante de niveles de calidad de vida, no
coincidentes con el rol que el poder mundial de otrora aspiraba, o creía, para
Latinoamérica (ricos y pobres). De tal cosmovisión y de nuestros propios
errores políticos: entre estos el exceso de populismo, y el debilitamiento del
sistema republicano, tal como lo reconoció el mismísimo Perón a su regreso en 1972. En fin, otras épocas, que presagiaban
un futuro digno, al desastre ulterior dominado por militares que no respondían
a los intereses ciudadanos de una calidad de vida mejor, cuyo elitismo - de
origen o ambicionado- les impedía tolerar un orden social basado en la “plebe”,
otrora al servicio inexorable de las
clases dominantes. El restablecimiento de la Democracia poco ha aportado a
lograr una reconstrucción de ese proyecto basado en un sistema de salud y
educativo extensivo a todos los ciudadanos, simplemente inclusivo, en el cual la indigencia, marginalidad y
pobreza quede reducida a un mínimo, lejos, muy lejos, del porcentual actual ( entre 30/35%), que resulta obsceno frente a un país con recursos pero pobre, como
generalmente nos describen los economistas mundiales.
No
puedo evitar esta brevísima referencia a una Nación que está cumpliendo su bicentenario ¿Tenemos noción del
desastre en el que estamos inmersos? Ninguno de los pilares básicos de nuestra sociedad tienen un sustento básico: léase una
salud deficiente, un sistema educativo pobre en recursos tanto materiales como
intelectuales, una clase politica imbuida en este caos que no aporta
soluciones, una justicia venal ahora acorralada frente a una realidad que
golpea a sus caras, un sistema estadístico destruido, base fundamental para
tomar decisiones certeras, sin reservas monetarias, sin infraestructura ni
recursos energéticos, más de diez millones de POBRES E INDIGENTES y un gobierno que es superado por la realidad,
con aciertos y errores, tratando de manejar un estado paquidérmico e
inoperante. Creo que la respuesta a la indagación precedente, es ineluctable: NO, NO TENEMOS
CONCIENCIA EN QUE SITUACION ESTAMOS ¿NADA POR HACER? Me remito a una frase del padre Mamerto Menapace: "No tenemos en nuestras manos las soluciones
para los problemas del mundo. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos
nuestras manos.
Por favor kirchneristas,
izquierdistas de toda clase, cesen con ese acting
tan deplorable que cree que con la caída del gobierno derechista de cambiemos ( a confirmar), volveríamos a un país con un proyecto que
culminó con más de un cuarto de pobreza y sin miras de solución, sino su
acrecentamiento. Hagan como dijo su exjefa (evidentemente no asume el rol que
pretenden): constituyan un partido y
ganen las próximas elecciones. Y esto es la reiteración de la propuesta de
Cristina hizo un par de años atrás, que culminó con un partido “vecinalista”
(en parte lo es) en el poder, sin saber adónde nos conducirá. No sé de quién es
esta máxima, que todos utilizan, incluidos los que ocupan o ocuparon la máxima autoridad: “el poder nos nuestra tal cual somos”. Adhiero. Así Kirchner
reprodujo a nivel nacional su modelo provincial feudal, fundamentado en que
para hacer politica se necesita dinero. Pero más salud para ejercerla, lo cual
no tuvo en cuenta. Sus coroneles sí tenían
claro que necesitaban dinero pero no sabían de politica (que importaba, un
detalle nomas). Cristina menos, solo con ilusiones juveniles de izquierda
progresista, que negaba patológicamente la realidad circundante, connivente pasiva con su conyuge (ilusos/negadores
quienes creen que desconocía la nestorcleptocracia)
y complaciente con las ventajas de ser
rica y ostentarlo (relojes de miles de euros, carteras Hermes aún más caras,
cirugías, lujoso vestuario, joyas, extensiones, etc.). Pero
no seamos injustos, nuestra
desgracia no deviene del último gobierno, incluyamos a Menem y su frivolidad; De
la rúa su inoperancia. Solo rescato de Alfonsín
sus tremendos “huevos” para juzgar a los militares, con sus armas aún calientes
en sus manos. Creo que fue el último
acto de valentía politica… ( previo, el accionar
de las Madres de Plaza de Mayo en plena
dictadura).
Haciendo futurología tenemos a un
ingeniero presidente y que nos mostrara que ES en su ejercicio del poder: infraestructura lógicamente. Léase
obras, que si le llueven los dólares las podrá concretar: gas al norte, el
Sarmiento bajo túnel, cloacas, las rutas principales restauradas, obras
hidráulicas para frenar las inundaciones, y alguna que me falte (algunos tramos
de subte). En fin, lo recordaremos por ello, olvidándonos de los desatinos del
presente. Y si recuperamos el autoabastecimiento energético o el equilibrio
tarifario respectivo será GARDEL… Evidentemente será otra generación la que nos
conducirá a restablecer una clase media inclusiva, con pobreza acorde a los
estándares de un país con recursos (con el 5% real de otrora me conformaría),
instruida, con un nivel educativo acorde a las demandas internas y externas.
Tenemos que tener paciencia, bancarnos lo que decidió la mayoría, y sabiduría
para darles, o no, nuestro acuerdo
en las próximas elecciones legislativas y ejecutivas. En mi visión politica de
los últimos 50 años, creo que tenemos una generación de jóvenes políticos
promisoria en distintos partidos, que deberían repensar su estrategia personal
(egos out) aunándose en un partido nacional que reinstaure un proyecto de
justicia social, insertándonos inteligentemente en el mundo, lo cual nos
remitirá a una independencia de los centros del poder mundial, y
fundamentalmente no cometiendo los errores de nuestros antecesores al no consolidar, eficiente y eficazmente,
las instituciones republicanas. Aspiraciones avaladas por el 99% de la
sociedad, más allá de etiquetas ideológicas superadas por la realidad. Se
necesitan oferentes de: Voluntad
politica, valentía, idoneidad, transparencia en el ejercicio del poder (no
es magia, es posible).
Gracias por su atención.
Francisco
Alberto Scioscia
Aportes
e interrogantes ciudadanos, 052 julio de 2016