Reflexiones educativas en el siglo 21

 

Luego que sin oxígeno no podemos vivir, "que si no estudiamos no tenemos posibilidades en este mundo" debe ser la aserción más aprobada en las sociedades pretendidamente civilizadas, cualesquiera fuere el nivel social. Por siempre he asociado el estudio al trabajo, considerándolo imprescindible tal asociación. Leyendo un libro de economía de H.J. CHANG –(23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo”, sumamente recomendable para quienes se interesen sobre las bases de la economía, de un prestigioso economista Surcoreano que reside en Londres, trabajando en la Universidad de Cambridge). En el mismo hacía alusión que no era tan indispensable tal suceso, referenciado brevemente que la educación nos sirve para la vida, ya que el trabajo mayoritario hoy en día y en el futuro, no requiere de una complejidad tal que exija una gran preparación educativa. Una verdad relativa, que me llevo a considerar otro aspecto de la enseñanza, que si estimo vital para el futuro humano.   

               Tal aserto, implica necesariamente compartir mi cosmovisión de la organización social. Es decir vivir en un sistema republicano democrático, condición sine qua non, según los paradigmas del presente, a mi criterio valido pero perfeccionable, tal cual lo he expuesto en el título II de mi ensayo (“Un camino-solución hacia un mundo mejor”). Hoy en día, se cuestiona que se le puede enseñar a un púber-adolescente sobre el trabajo, si seguramente en su joven adultez lo aprendido puede no resultarle adecuado a las tareas que se exigirán en tal momento. Revisando mi propia concepción del vínculo trabajo-educación, debería especificar con mayor claridad a que debe apuntar tal vínculo. Debemos diferenciar dos aspectos que no implican dependencia uno del otro, pero que convergen en una mayor calidad de vida de las sociedades humanas. En primer término nos referiremos a la formación para enfrentar un problema laboral, que por siempre existirá, más allá de su complejidad en determinado tiempo y espacio, trascendiendo las cualidades del educando:

         Dando por obvio que el nivel primario, implicará una exhaustiva praxis en lectura-escritura comprensiva, incursionando en textos de menor a mayor sobre información prominente del mundo en que vivimos y el máximo nivel de operaciones de calculo que sea posible. Ya en el nivel secundario, desde una tarea de menor a mayor complicación requiere establecer una hipótesis sobre la misma, elaborada en equipo con activa participación educandos/docentes, obviamente demostrable. Y los medios necesarios, y adecuados, para llegar a su comprobación, lo cual nos conduce a un logro productivo de tal tarea. Cada periodo del mismo se incrementará el nivel de las hipótesis involucradas, metodología de corroboración de la misma, y técnicas para lograrlo, como trabajo de campo. En fin, lograr ser idóneo en su desempeño, fuere cual fuere el mismo. Aprender a pensar científicamente. Los otros valores que enaltecen tal idoneidad serán la dedicación, la sed de indagación sobre la misma, o en niveles de mayor complejidad los insight respectivos, factores que dependerán de las cualidades personales, o intelectuales del educando. Que igualmente deben ser recalcados en su formación, pero, reitero dependerá del intelecto/personalidad del mismo. Un proceso que para algunos será esquematizado y para otros, fuentes creativas. Resulta obvio que no todos podrán alcanzar niveles de excelencia, pero obviamente se requieren para ser eficaces en un proyecto todo tipo de niveles subordinados para su concreción productiva, sin lo cual no sería posible tal concreción. Además, la sanidad mental de un ser humano es reconocer su nivel de idoneidad, que distorsionado nos conlleva a circunstancias frustrantes en nuestra efímera vida. Lo expuesto trasciende lo especifico del trabajo sino a su esencia, y la capacidad de adaptación humana a lo se deba enfrentar laboralmente, fuere cual fuere el mismo. En el punto 4 ( “La idoneidad”) del ensayo precitado se podrá ampliar estos conceptos.

        Si aceptamos lo expuesto precedentemente sobre vivir socialmente en una república democrática representativa, la calidad de la misma, estará condicionada al nivel de entendimiento de sus ciudadanos de tal concepción, de la implicancia de ser representado por ciudadanos idóneos, de un nivel intelectual acorde a la tarea a desarrollar, como su rol en el Poder ya sea ejecutivo, legislativo o judicial en el cual deba ejercer, ajustado a derecho. En otras palabras, a cumplir a rajatabla la ley fundamental de su país: la COSNTITUCIÓN NACIONAL - Una construcción social que es inherente a su pueblo, que emerge desde su conformación como Nación, un contrato social explicito, no una mera ley. Y tal entendimiento será fundamental ser transmitido a los educandos, desterrando recitar de memoria materias como educación cívica (sin comprender su contenido), sino ejerciendo en la escuela misma tal proceso republicano. No quepa la menor duda que un estudiante que asimilo los conceptos en su desarrollo evolutivo, concordante con el escolar, no olvidará jamás los mismos en su vida al haberlo ejercitado, resultándole extraño cualquier divergencia impertinente a los preceptos internalizados. Pensemos que en cada grado o sección se elija representantes, en forma proporcional al número que involucre, y que posea cualidades sobresalientes a criterio de sus compañeros, conformando el conjunto de los mismos un espacio de confrontación de los problemas que deban resolverse en su ámbito educativo, determinando su resolución a la votación mayoritaria y fundada de tales representantes. El mismo se elevará a consideración de los directivos de la Institución respectiva (profesionales idóneos, si o si), aceptando tales conclusiones, o no, explicitando las causas que afirmen o reviertan racionalmente las mismas. Es decir, un aprendizaje interactivo, en sus primeros niveles.

        Cuanto mayor sea el nivel del educando, diríamos en la pubertad-adolescencia temprana, se conformará una estructuración con mayor integración del ser republicano, conformando un Parlamento entre los representantes de cada división/sector, un presidente – apropiado- elegido por los mismos para ejecutar las resoluciones parlamentarias y un jury para definir lo justo o no de las decisiones alcanzadas por los representantes. En cuanto a los directivos conformarían un Consejo Superior que evaluara/confrontara tales decisiones, a consideración de los representantes escolares. El máximo nivel del secundario –quinto o sexto año, o en ambos- se deberá analizar la Constitución Nacional, su comprensión más allá de evaluaciones mnémicas, conjugando toda la experiencia democrática ejercida en su desarrollo escolar (ver título II, punto 7). Tal mecánica de asimilación permitirá la generación de una sociedad infundida con los principios republicanos, ergo un mayor grado de conciencia social en la elección de sus representantes, que deberán ser juzgados por los ciudadanos consustanciados con el ejercicio de su labor, y el consecuente incremento del nivel institucional. Ya no podrán ser embaucados/arriados por dirigentes que en su discurso trastoquen sus afianzados conocimientos del ser republicano. Es más, aquellos, no se atreverán… so pena de su oprobio público.

        En definitiva, con estas acepciones de la educación puedo adherir, insoslayablemente, que la misma es para la vida.

       

Gracias por su atención.

 

Francisco Alberto Scioscia                                                     

 Aportes e interrogantes ciudadanos, 077 abril  17 de 2018.-                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

                                                                                                             Mail                             Inicio