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El incremento de la
delincuencia, cuantitativa y cualitativamente, es un fenómeno trasfronteras
que preocupa seriamente a los lideres mundiales. Su tratamiento debe ser uno
de los aspectos sociales de mayor complejidad, dado que además de las
dificultades propias de un sistema de seguridad - leyes, cárceles, policías, justicia,
etc.- sé interrelacionan con la situación socioeconómica coyuntural e
histórica. Tal es así que Blair-Clinton en las reuniones de la tercera vía,
postergaron su inclusión en la agenda, hasta tanto no se fijaran políticas
para evitar el desempleo y la desigualdad de oportunidades, que tendrían
incidencia directa en el auge delictivo. La delincuencia se ha
incrementado notoriamente en nuestro medio en los últimos meses, implicando
una sensación de inseguridad pocas veces vistas en nuestro país. Otrora
Buenos Aires, era famosa dado a que se podía circular tranqui de noche y no
precisamente por el control policial. Por fin hemos ingresado al primer mundo
diría Menem... Por suerte nuestros
lideres tienen clara la receta del control delictivo. Encuestas de sondeo
indicaban al gobernador electo que un mano dura por excelencia, el ex-coronel
Aldo Rico, sería visto con buenos ojos por la población (51%) en la áreas de
seguridad. No se si la encuesta incluía a Patti, pero por las dudas nombro a
aquel (como Ministro de Seguridad) y a éste como asesor. En otras palabras
puso toda la carne en el asador (faltaría algún asesor neoyorquino). Recuerdo
que hace algunos meses atrás cuando se le consulto, en plena calle, a RICO
por una posible solución a la criminalidad existente, este como respuesta
hacia la señal de la victoria. El sorprendido cronista, le pidió
aclaraciones, indicando aquel que simplemente que tal signo era todo por dos.
Duplicando presupuesto, dotación policial, patrulleros, etc., con lo cual
satisfacía tal problemática. Por las dudas reservemos unos pesos más para
pagar los mayores impuestos que demandará tal ajuste presupuestario . En
cuanto al valor de las encuestas, mas allá de su posible eficacia, estimo que
no se puede preguntar a la población dado el nivel de complejidad
involucrado. Ni aún un plebiscito, que aunque dando favorable se estaría
jugando con los sentimientos de desamparo de la población, que no tiene
opciones propias, so pena de ir presa. Si en tal estado, se consultara sobre
si la misma tendría derecho a defenderse, como sucedió en ese colectivo que
los pasajeros masacraron/mataron al frustrado asaltante (amenazó al pasaje
con un cuchillo), huyendo sin dejar rastros, estimo que también resultaría
favorable. La emoción es incompatible con la racionalidad, cuando ambas
coexisten en un mismo plano la acción pierde su nivel de eficacia operativa.
La mayor perfomance humana se logra cuando logramos que las emociones no
interfieran negativamente en nuestro accionar. Parece mentira que a
esta altura de la evolución humana sigamos pensando que la "mano
dura" puede solucionar problemas. Durante años tuvimos que escuchar que
los militares - por su poder balístico- eran la solución a los excesos
cometidos por los dirigentes políticos de turno. Cuantos
muertos/desaparecidos atrozmente tuvimos que soportar para casi ya no mas
escuchar tal barbaridad. Precedentemente aludía a un asesor de New
York, dado que en esta Ciudad se habían registrado una baja en los índices de
criminalidad. Pero asociarlos a la mano dura exclusivamente es una reducción.
El modelo "Giuliani" (alcalde de New York) implica otros factores
interesantes de traspolar a nuestro ámbito, como ser el mapas de frecuencia
de delincuencia y actuar sobre esa zona radical y sistemáticamente, combatir
el delito menor como prevención del mayor, etc. Es decir modelos y técnicas
de seguridad, ajustadas al ámbito nativo. Estos dirigentes, de los cuales
muchos fueron torturados y perseguidos no saben de lo inútil que ha
sido tal accionar bestial sobre ellos. ¿Debemos arrepentirnos tardíamente? ¿
No podemos aprender del pasado? Erróneamente en el
análisis de la masacre de Villa Ramallo
creí que podría ser un hito en la estimación de la mano dura (o léase meter
bala del gobernador electo), por la población silenciosa que a veces duda en
aceptar o no la violencia que la angustia, como medida para mitigar su
sufrimiento. Lo evidente de la situación: rehenes insospechados masacrados
por las fuerzas de seguridad, tendría un efecto reflexivo sobre esas balas
que no discriminan entre buenos y malos, que nos podía incluir a todos sin
excepciones. Francamente me puse del lado de los buenos y de los funcionarios
que les compete la seguridad, pero no tome en cuenta a los delincuentes. No
puedo pensar en los términos de ellos, dada mi incapacidad para observar
desde su ángulo. Parece que pocos les afecto tal suceso, acaso
cotidiano/natural para ellos (masacre/muertes sospechosas, negociaciones
incumplidas...) y tan bestial para la mayoría. El incremento de la violencia
ulterior ratifica tal postura criminal y mayor sensación de inseguridad
pública. Así lo de Ramallo se esfuma como el carácter simbólico que podría
conllevar, sumado a que las suspicacias del suceso (el asesinato del gerente
a centímetros de distancia) lo desnaturalizaron. Mas allá de cualquier
análisis y/o impugnación al sujeto por su actividad previa como carapintada o
el posible negociado de nafta que podría estar involucrado, nos deja la
impresión que no podamos pedirle a estos políticos lo que no están
capacitados para hacer. Un político no es solo representativo de su sociedad
por un problema cuantitativo -sería imposible una democracia directa-
sino cualitativo. Es decir ser designado por su idoneidad para resolver
problemas complejos de la mejor forma posible. A su vez tratar de esclarecer
a toda la sociedad respectiva de los alcances de las situaciones que exceden
a su competencia, cuando competen a escala nacional e internacional. Sin excluir
aportar lo posible en lo inmediato. No puede transferir el problema a sus
mandantes, preguntándoles por si o no, cuando la temática exige otro tipo de
proyectos que involucre un amplio espectro de factores intervinientes de
nivel socioeconómico que trascienden a la capacidad intelectual de un
RicoPatti. Ni con el doble de balas, ni "interrogatorios" severos
(que eufemismo) se solucionará el tema seguridad. Exige una doble vía:
por un lado la nacional de mayor incidencia en el tema, dado que el
incremento de la marginalidad es la madre de toda esta violencia, el marco
legal y el sistema carcelario incapaz de generar reinserción. Y por el
provincial, una autocrítica del sistema judicial-policial. No puede oscilarse
entre halcones y palomas, juristas pragmáticos o puristas del derecho, o que
estos incursionen en temas que exceden a su nivel (droga, alcoholismo, etc.).
La virtud es el punto medio entre dos extremos... Lease negociar/transar para
el bienestar de la sociedad, no para imponer metodologías grupales/sectoriales,
que hasta ahora no han resultado satisfactorias por sí mismas. (Solidaria e Idónea). Francisco Alberto Scioscia
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