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ESTE ARTICULO FUE REINSERTADO
EN EL ENSAYO DE SISTEMATIZACION DE LOS FUNDAMENTOS DEL PROYECTO RED SOLEIDO. Es
preferible redireccionarse al mismo a los efectos de
lograr un trabajo más acabado que el que se transcribe posteriormente. Mis disculpas. Ver punto 4 del
ensayo aludido ( MatriZ SOLeIDO)
Más allá de los patrones psicosociales y genéticos de auto
conservación y preservación de la especie desarrollados en su
evolución filogenética, considerados al presente como suficientes y perfeccionables para adaptarse a su hábitat, resta un largo
proceso cultural vinculado al campo social. La revolución francesa de fines del
siglo XVIII realizó aportes fundamentales en tal campo, incorporando los
principios de Libertad e Igualdad, e iniciando el proceso de su internalización
en las sociedades. Los mismos atañen a los individuos que la componen, siendo
un cruento aprendizaje: en la historia humana nadie estuvo exento de ser
discriminado oportunamente, ya sea por raza, posición económica, sexo,
nacionalidad, ideología, religión o cualquier otra barbaridad tan propensa
en los humanos. Aunque lejos de su plena implementación, difícil y públicamente
quien tenga algún tipo de responsabilidad social pueda objetarlos. Los mismos están
enraizados en las clases medias como derechos inalienables como ciudadanos,
actuando como portadoras y centinelas de su mensaje. Aunque - como
en nuestras pampas al presente- perdamos los recursos económicos que caracterizan
a la clase, no así los conceptos que sustentan tales principios. En fin, Libertad
e Igualdad es “negocio”, convenientes para los
humanos, ergo para la seguridad de la especie.
Pero
la Solidaridad no es solo un negocio, es un sentimiento.
Prácticas científicas han demostrado que experimentarlo produce reacciones
físicas y emocionales positivas que aquellos que no lo suscitan. Quien
no haya apreciado la sensación del deber cumplido hacia los otros, francamente
no ha vivido nada. La solidaridad puede ser vivenciada desde la mezquindad
( esperando ser beneficiado en el futuro por su aporte presente)
hasta la de “dar” a otro sin especulación alguna. Diría que hay tres tipos de orgasmos,
la máxima sensación de placer humano: el más “fácil” de conseguir
periódicamente, el solidario no especulativo y el intelectual,
menos frecuentes.
Prodigar
energías estimo que es contrario al beneficio mutuo. La solidaridad
es un acto de esfuerzo colectivo y el único reaseguro que esta no sea en vano es su ejecución idónea,
circunstancia para nada inusual. Hay razones valederas para desconfiar de los “iluminados”.
Diría que mayoritariamente quienes han ostentado ser “superiores” han utilizado
tal don en su beneficio personal y/o pretendido decidir por los
“inferiores”, con las funestas consecuencias observadas. Semejantes
experiencias justifican la aversión a tales “mentes superiores”. Sumémosle que
definir quien es más inteligente que otro sigue
siendo dificultoso ante la ausencia de un instrumento válido (
léase no subjetivo como al presente) y que afecta
intereses personales y/o narcisísticos.
Pero
hay otros ejemplos y son los que indican otra cosmovisión: aquellos que ponen
al servicio de su organización – por ende la comunidad de inserción-
tales dones superiores y aspiran a recibir sus recompensas por añadidura. Aquellos
que discriminan sus intereses particulares de los objetivos deseados. Tal
escisión es la que permite lograr el mayor nivel de perfomance
humana, al impedir la interferencia de las emociones en su operar. Es más, creo
que el mayor grado de inteligencia humana es aquel que pone sus dotes intelectuales
al servicio de la organización-comunidad respectiva.
El
concepto de idoneidad debe ser
reconfigurado en otro contexto diferente al propiciado en esta era capitalista.
Aunque cualquier estudio científico de la conducta humana puede
analizarlo individualmente en su conflictiva, ello es válido como
artificio-instrumento referencial. El hombre esta signado inequívocamente por
la interacción con sus iguales: un ser social por excelencia desde su
concepción. Por siglos nos han vendido al ser competitivo individual,
actuando como “asesinos naturales” en la lucha por la supervivencia del más
apto. Pobre Darwin, nunca pude comprender como un ser inteligente,
adelantado a su época, fuese tan vilipendiado por estos liberales que adoran la
competencia, pero son incompetentes en sus postulaciones
supuestamente ineluctables, pero que no cierran. Transformaron su teoría
en sincrónica, cuando a todas luces es diacrónica. Es decir a
través del tiempo se produce el proceso selectivo del más apto, no en el
mismo espacio y tiempo (léase mercado).
Helena Cronin, cientista social
que estudio por más de veinte años la teoría darwiniana, concluye que el
autor consideraba que el desarrollo de las especies “inferiores” a la humana
era la cooperación no la rivalidad. Es hora de revertir el
principio de Adam Smith que el interés individual genera el bienestar
colectivo. La historia nos demuestra que la solidaridad es mucho más
negocio que el enfrentamiento, esto hasta probado científicamente en la
medición de conductas de tal naturaleza como he aludido en este mismo texto.
Aquello que antes podía ser un supuesto optimista, hoy es factible con
el mapeo cerebral computarizado que lo ratifica.
Convengamos que la idoneidad tiene niveles
emparentados con la inteligencia. Pero su desarrollo esta
vinculado al dominio del metier respectivo. Desde el más rudimentario
oficio hasta el CEO de una empresa o el ejecutivo de un país. Ser
- consustanciarse con su rol- no hacer de ... Estos
requieren una sobreactuación agotante para simular ser
lo que no son, en cualquier nivel de una organización como parte o
dependiente de ella, como son los cuentapropietistas.
Nada alentador para la calidad de vida aspirada. La existencia de estos
chambones, por definición que hacen su labor torpemente, genera a su vez
conductas también funestas en su ámbito de labor (obsecuencia,
favoritismo, delegación inapropiada, etc.), que repercuten negativamente
en el conjunto organizacional respectivo (corrupción,
burocracia, toma de decisiones tardías, etc.).
Es tan frecuente su presencia que la damos por descontada, sin percatarnos que
es uno de los factores primordiales del malestar de la especie. Trabajo
y educación, como una terapéutica complementaria podrían
reinsertar satisfactoriamente al chambon...
En fin, uno debe ser definido
en una organización y por cierto inteligente para dar coherencia al sujeto y
conjunto. Una organización que se tilde de tal, deber caracterizarse por
ser jerárquica-consensuada y participativa
en todos sus niveles. Estructurada en equipos interdisciplinarios – fundamentalmente
en la conducción estratégica superior- y disciplinarios, sostenidos en la
autovaloración, autocontrol, como la contención. Que cada nivel inferior avale
al superior por su mayor grado de idoneidad. SER una parte constitutiva,
interrelacionadas con otras de distinto nivel, que por sí mismas, ninguna
tendría su razón de existencia. Estimemos como se reiría el "corazón" si
alguna vez el "cerebro"
se creyera autónomo o que es el REY
por su capacidad de pensar (ni que hablar del hígado, pulmones, etc). Nadie ni nada, es
superior por sí mismo. Se lo es por
el consenso que los otros le dan y le quitan, siendo partes de un todo que
los involucra. En fin realizarse individualmente en una organización, que a su
vez se realiza en la comunidad de pertenencia.
En
definitiva, ambos conceptos - solidaridad
e idoneidad- nos vinculan a lo colectivo y operativo,
conformando principios totalmente compatibles con la seguridad de la especie,
como lo son igualdad
y libertad
( aunque se vinculen más a lo individual, en resguardo a los
excesos cometidos en la historia humana). Es decir son convenientes
y compatibles con la idiosincrasia humana.
Evidentemente, hay un largo camino que recorrer. Hallar
formas que puedan ser compatibles con la cosmovisión descripta. Esta no es una expresión de deseos sino una lectura de la
evolución humana, que trasciende a las individualidades. Como decía Perón uno puede montarse sobre el proceso
evolutivo no determinarlo. El hombre está transitando desde la funesta autoridad
formal del presente, indisolublemente ligada a la sumisión, hacia la moral, sustentada en sus capacidades
con rigor científico. En términos de la teoría de la recapitulación freudiana
estamos ingresando a la joven adultez, dejando atrás nuestra
infanto-adolescencia y su consecuente dependencia paternal-maternal. En fin,
simplemente CRECER.
( solidaria
e idónea ) Aportes e interrogantes ciudadanos
Número 032 del 29 de noviembre de 2002. Francisco Alberto Scioscia .
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