PASO 2017 ¿Cambio?

                            

                             Ya hay demasiada difusión de esta gran encuesta nacional, que podríamos hacer simplemente un somero análisis de las “sorpresas”: impensadamente tiñeron al país de amarillo en las zonas productivas y urbanas; la auto-exclusión del kirchnerismo del Partido Justicialista y la anunciada triunfal – encuestas mediante- del nuevo partido bonaerense de Unión Ciudadana, comandado por Cristina Fernández de Kirchner (aglutinando propios e izquierda dispersa y desplazando piantavotos), que finalmente registró un empate técnico con Cambiemos; la explotación del triunfo previo a los resultados provisorios de parte del macrismo, festejando por anticipado, apropiándose del prime-time televisivo, muy PRO, muy light, sufriendo durante la madrugada del lunes, y seguramente cortando el escrutinio en forma que los beneficiara frente a la rival elegida: Mentira, patas cortas, Santa Fe…; Igualmente el discurso de Cristina en la madrugada que decía a sus acólitos, compungidamente, de corazón, que nunca había visto tal bochorno (de postergar los resultados en el 95%) cuando su gobierno lo hizo peor aún que los actuales (en el 2015 no aparecieron los datos hasta la medianoche, en volúmenes extremadamente inferiores a los del 2017), dado que perdían o no les gustaba el % obtenido… No se sonrojo, pues lo cree, patología mediante y negación/sumisión del auditorio ¡¡My God!! En fin: tan infantiles, los unos y los otros, para nuestra desgracia; la frutilla del postre en San Luis: la escandalosa derrota de la dinastía Rodríguez Saá: ¿cómo pueden ser tan ridículos de adherirse al kirchnerismo, cuando lo criticaron hasta el hartazgo cuando eran gobierno? Memoria: Ya lo habían demostrado dando el resultado de la famosa mesa de Necochea que daba ganador al Adolfo en las presidenciales del 2003, infiriendo el triunfo final de aquel (a la postre ultimo); las estériles especulaciones periodísticas/candidatos/encuestadores respecto a quién emigraran los votos de los perdedores (Massa, Randazzo, Socialistas, etc.), dado que el oficialismo tiene los recursos del estado y la información, para “corregir” errores (léase manipulación dirigencial opositora). En fin, demasiado grotescoOctubre nos dirá la verdad definitiva, y serán los ciudadanos quienes definirán –voto útil mediante- a los finalmente ganadores, más allá de tales inútiles reflexiones (de algo tienen que vivir). No olvidar que son elecciones legislativas…, que sirven para ratificar las políticas del gobierno de turno, o no, incrementando o disminuyendo su participación legislativa a nivel municipal, provincial y nacional. Un premio que difícilmente pueda perder Cambiemos, con un incierto colofón incluido: Macri 2019, un mazazo para los kirchneristas (peor que tomar el aceite de bacalao que bebe, o bebía cotidianamente, el presidente, para aliviar su padecimiento rotuliano).

                             Vayamos al verdadero interés del presente artículo. Siempre he sido renuente a aceptar que la ciudadanía votó por el CAMBIO, sino para poner freno a la intolerancia /autoritarismo del kirchnerismo, al permanente desprecio por la Constitución, al prevalecer el ejecutivo sobre los demás poderes, contradiciendo nada menos al sistema republicano al cual nos debemos someter todos los ciudadanos o habitantes de nuestra Nación, más allá de nuestros ideales; o aun a que las políticas impuestas se privilegien sobre la Carta Magna dada la trascendencia social de las mismas (derechos humanos, igualdad de género, matrimonio igualitario, trata de personas, etc.). Massa y su espectacular triunfo en las legislativas del 2013, podría ser considerado una muestra del freno que aludo, dado que nunca más pudo lograr tal porcentual de votos de su epopeya pasada… Evidentemente no se votó al sujeto, sino a su objetivo: no a Cristina eterna.

                             Luego del actual triunfo, debemos revisar tal hipótesis, dado que palpablemente se votó por un Cambio. En la Justicia, en la acotación a la autonomía policial que delegaron los ejecutivos, con el concomitante incremento multifactorial del narcotráfico/corrupción; negociación parlamentaria al haber minoría legislativa en todo nivel y tantos otros factores en decadencia como ser, nada menos que la pobreza, salud, educación, seguridad, y tantas otras que nombrarlas excedería cualquier artículo. Aun en las obras de infraestructura, que otrora no garantizaban el triunfo electoral, prevaleciendo el humor social sobre el cemento, tan afín al PRO. Recordar a Duhalde, que había hecho obras por doquier con el Fondo del Conurbano, y finalmente perdió con la Alianza en las legislativas de1997. Las obras son una responsabilidad del ejecutivo y no son un mérito per se, sino su obligación con nuestros aportes impositivos. Pero el gobierno anterior fue tan limitado como sospechoso de corrupción, al anunciar y/o comenzar obras inconclusas en todo el país, que el acotado despliegue de Cambiemos en cloacas, agua corriente, rutas, bacheo, como el emblemático metrobus, la re-re-reiniciación del soterramiento del Sarmiento, proyectos mayoritariamente inconclusos, pesaron a la hora del voto, dado que en la Capital generalmente han cumplido en tiempo y forma con su cometido en infraestructura, y es un aserto valido, tras diez años de gobierno. Dado lo expuesto, rectifico mi opinión: no solo freno, sino cambio…

                              La aludida renuencia del suscripto a aceptar el cambio, está vinculado a la concepción que cada uno tiene del mismo. Los fantasmas radicales de la Alianza, la gestión del PRO en sus diez años en CABA (marketing y cemento), la inexperiencia de Lilita en conducción ejecutiva, no presumen un cambio radical que revierta el patético estado del país. Ello implica una modificación profunda en sus cimientos morales e intelectuales, que creo excede a nuestros actuales gobernantes. Se requiere de dirigentes sociales con una clara cosmovisión de las reformas estructurales imprescindibles para elevarnos del fondo del mar en el cual hemos caído. Como ser: eliminar ya la indigencia, obsceno para el mayor productor de alimentos per cápita que registre hambre en sus habitantes, intolerable. Reducir progresivamente la pobreza, que no dependerá de más subsidios, sino trabajo remunerado que dignifique. India y Brasil lo lograron, con iguales o menores recursos que los nuestros. ¿Urbanizar villas? No sería más razonable un gran plan de viviendas sociales dignas, que daría parte del trabajo aludido, activando la economía (esto podría justificar el endeudamiento externo). Previo a aludir a la Educación, diseñar un sistema integral de salud (sustrato indispensable de aquella), optimizando los recursos hoy multidispersos/segmentados por razones políticas, complementario e indispensable para lograr la reintegración de la pobreza. Consecuentemente reversión de la marginalidad (léase delincuencia/narcotráfico), incluyendo una reforma sustancial del sistema carcelario para lograr su verdadero fin: reintegrar ciudadanos aptos para vivir en sociedad, no fabricar/perfeccionar malhechores. Obviamente una reestructuración judicial que sancione los delitos/controversias en tiempos racionales, no ad eternum. Hay legislación de otros países que exigen un lapso para dirimir las sentencias, creo que aquí también, pero como decía FAYT: las normas legales para los argentinos son sugerencias… Siempre hay chicanas legales para omitirlas.

                             Aludía a la justificación del endeudamiento externo para reducir la pobreza – la indigencia no lo necesita, solo imaginación creativa, riquezas internas sobran- que incluiría el rediseño de la EDUCACION desde el jardín hasta el posgrado universitario, incluyendo ciencia y tecnología que derivaran en Innovación y Desarrollo acorde a nuestros recursos humanos y materiales, que aún tenemos en casa y los científicos dispersos por el mundo. Esta inversión, sería retornable al elevar el nivel de productividad consecuente. Definitivamente no sería gasto, sino capitalización futura (¿en qué pensaban nuestros padres sacrificándose en lo inmediato, para sostener nuestros estudios?

                             Y finalmente, una reestructuración factible del sistema republicano existente, aggiornandolo al siglo 21, desde el Ejecutivo generando un estado permanente como herramienta indispensable para los gobernantes de turno, calificado con expertos concursados en los distintos campos de acción y con autonomía del mismo, para no ser factible de coerción soslayando o distorsionando políticas enunciadas en campañas electorales (un doble control, del ejecutivo al Estado y viceversa). Autarquía presupuestaria para áreas técnicas inherentes al destino como Nación (estadísticas, recursos hídricos, portuarios, agronómicos, electorales, etc.). Escuchar la voz de la ciudadanía a través de un consejo económico y social adecuadamente representativo. Y coordinar el accionar de los tres poderes. Independencia no excluye la interrelación productiva. Esto sería el verdadero CAMBIO.

 

Gracias por su atención.

 

 

P.D.: ver los meros aportes del suscripto sobre la Reforma del Estado y adecuación del Sistema Republicano (título dos de “Un camino-solución hacia un mundo mejor”).

Francisco Alberto Scioscia                                                     

 Aportes e interrogantes ciudadanos, 064 agosto de 2017.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

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