SELLANDO LA GRIETA
En
estos días, leyendo una serie de textos de diversos medios, experimente
distintas sensaciones. El primero de los mismos, envidia: aludía un comentario sobre las relaciones sindicales
suecas, no pudiendo soslayar subliminalmente en mi pensamiento las palabras del
“prestigioso” Barrionuevo, días
atrás. En tal sociedad nórdica, los empresarios y los sindicalistas confiaban
unos en otros, y de tal conjunción trataban de lograr el mejor resultado para
todos. P.E.: no temían a la robotización, dado que ello implicaba incrementar
el nivel de competencia exportadora, y que el ministro de trabajo aludía que
cuidarían del trabajador empleado más que al puesto, garantizándole sus
ingresos si fuese ocasionalmente despedido ( léase, capacitación, reinserción
laboral, garantía de ingresos, o cualquier otra salida que no perjudicara a
aquél). ¡Bah! paraíso o demasiado aburrido para nuestros genes. El segundo, sorpresa, que resultaba de un estudio
científico inglés, por el cual una de sus autoras daba como certeza que en los
países que las desigualdades eran muy marcadas, resultaba estresante o una mala
calidad de vida, tanto para los ricos
como los pobres. Ser rico en tales sociedades, exige sobre esfuerzos en nuestros
aspectos humanos, como ser actitudes narcisísticas, competitivas y
extremadamente individualistas, que no
favorecen a la calidad de vida humana… “usar la vara del confort
y/o dinero acumulado - o el
poder consecuente que deviene - para medir la calidad de vida
humana es muy limitado. Evidentemente, debe integrarse con un desarrollo
emocional que nos permita enfrentar saludablemente los acontecimientos
de nuestra vida: trabajo, vida afectiva, salud. Ningún humano puede comprar
- ni se venden gracias a DIOS-
inteligencia, madurez emocional, afecto y salud perpetua, aunque lo intentemos
vanamente (sí así fuera, sí sería el
fin de la historia). Ni quepa la menor duda que cuando se alude que “el
dinero no es la felicidad pero se le parece”, no estamos alejados de una
verdad que solo nos recalca que aún no hallamos otras formas para alcanzar tal
felicidad. Los humanos cuando no hallamos soluciones a nuestros problemas,
simplemente los omitimos porque nos superan. Luego, nos vuelven con mayor
virulencia. Un pésimo negocio.” (transcripción parcial del prólogo de un ensayo del
suscripto). Además existiendo la diferencia tan abismal entre ricos y
pobres, saber que si se fracasa se caerá en una situación desesperante: “la
pobreza”, que para países emergentes sería comparativamente a los desarrollados
en indigencia, ampliando tal
consternación. Ergo, las sociedades con menores desigualdades saben que nos les
espera el infierno si tienen problemas de cualquier índole.
En tercer lugar pena.
Un economista famoso relataba la evolución de los países desarrollados en
el siglo 20, hacia un estado fiscal,
que devenía en el de bienestar. Es
decir, aumentaron considerablemente los ingresos públicos oscilando entre un
35% hasta un 50% de su PBI, manteniéndose
constante durante el transcurso del presente siglo. Habrían partido de
un 10/15% en los inicios del siglo anterior, alcanzado solo para los gastos
básicos: seguridad, estado, y un mínimo a salud y educación. Estos últimos
fueron incrementándose hasta llegar a los referidos números actuales. Aludiendo
a los países pobres, realizó un comentario que me generó una penosa gracia: algunos llegan al bajo
porcentual expresado, omitiendo brindar servicios relativos al estudio y estado
sanitario de su población. Otros brindan todos los servicios, pero
ineficientemente…
El cuarto indignación:
someramente, el Banco Mundial
reconoció que fueron manipuladas las estadistas para perjudicar a CHILE en el ranking de competividad
internacional, haciéndolo retroceder varios puestos a los efectos de
desprestigiar al gobierno de Michelle Bachelet,
favoreciendo al candidato de la derecha- Sebastián Piñera- finalmente
ganador en las últimas elecciones (no creo que tal circunstancia haya definido
tal elección). E igual sentimiento con las patéticas
declaraciones de Zaffaroni, expresando
un pronóstico funesto para el actual gobierno, que dado su proyecto económico
colapsará su mandato (léase el club del helicóptero).
Cualquiera que escribe necesita de disparadores a los
efectos de orientar su texto. Los
sentimientos aludidos hicieron eclosión cuando leí las declaraciones de
este hombre, nada menos que ex Juez
de una Corte Suprema (la nuestra por
desgracia) y miembro actual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Nuestra generación de viejos ●, hemos llevado a este
país a la presente degradación, que indefectiblemente excede a los Ceoboys
que nos gobiernan (todavía tienen un par de años para demostrar que no
formaron parte, aunque lo dudo, pero están en su derecho por voluntad
ciudadana). En fin, nada más alejado que las relaciones sindicales
aludidas en Suecia, teniendo un sindicalismo fuerte – otrora la columna
vertebral del movimiento justicialista, que dignifico a la clase obrera-
devenido al presente en su mayoría en jefes sindicales empresariales, con las
excepciones minoritarias en gremios que no tienen la trascendencia de
los que hoy dominan la CGT. Evidentemente, lejos de evolucionar como
dirigentes hacia un modelo como el señalado que honraría su origen, solo lo
hicieron con su patrimonio… Tal degradación implica una sociedad que genera
desigualdad permanentemente, con un treinta y pico de pobres, incorporándonos
hacia ese tipo de sociedad antedicho por la profesional inglesa en la que todos
pierden. Y lo patético e inmoral que teniendo una recaudación
fiscal equivalente a un país desarrollado, somos ineficientes en todos los
ámbitos que competen a un estado de bienestar: salud,
educación, justicia, seguridad, y un sinfín de etcéteras que todos padecemos.
Si antes del kirchnerismo estábamos mal, ahora
estamos mucho peor. Llevo años analizando las vicisitudes de nuestro país, y
jamás observe una oposición activa – léase la combinación de izquierda y ultrasK-
tan corrosiva para la democracia que la mayoría aspira. Tal oposición salvaje
ha exacerbado su contrapartida, Macristas o no, que se ha denominado “la
grieta”. Este sitio web, en sus artículos pretende incursión ar en interrogantes y aportes. En otros textos he remarcado
que tanto de un lado u otro de tal escisión social existen gente de valor y con
la calidad humana para superar la misma. el suceso
relatado en el país vecino, nos hace dudar en ambos lados. ¿Cuánto hay de
manipulación en las argumentaciones descalificatorias mutuas? Una gran mayoría
cree que los procesamientos son semiplena prueba de los delitos que se les
imputan a los dirigentes K, pero simultáneamente puede creerse que esta Justicia
Federal que amparo por tantos años a aquellos puedan ser imparciales y no
responder al nuevo gobierno, repitiendo la misma historia. Muchos se conforman
con que la justicia decidirá si corrompieron, o no, su actuación pública. Léase
al valido no está probado, frente a los bolsos de López/; la defraudación
fiscal del otro López reteniendo para sí los impuestos que debían
ingresar al fisco, y comprando con ello medios pro K, o gente contando plata
casualmente vinculadas a Báez. O el acuerdo del Correo favoreciendo a la
familia Macri, los negocios de sus familiares/allegados íntimos (el ADN
empresarial existe), el ingreso de familiares al blanqueo cuando la ley lo
prohibía expresamente, soslayado por un decreto. O un ministro de trabajo que
tenía empleados en negro, blanqueándolo en un gremio intervenido por
este gobierno (ni olvidar que su padre, fue unos de los sindicalistas
cuestionados en gobiernos peronistas). Excepto esta última, demasiado reciente,
ha sido expuesta en varios artículos precedentes (ver
inicio).
En definitiva, para las
sentencias firmes – de cualquiera de los funcionarios anteriores o actuales -
faltan muchos años hasta llegar a la CORTE. Y queda el recurso que si es
contraria a sus creencias, terminaran creyendo que son funcionales a la
dictadura macrista que los persigue (omitiendo considerar que tal proceso
excederá al 2019, que podrá revertir tal posibilidad, incluyendo la natural
renovación de los miembros del Alto Tribunal actual). Ídem para los de Cambiemos,
argumentando posibles intimidaciones carpetianas, o favores recibidos, a los
miembros del nivel judicial que corresponda. Hasta tuvimos que tolerar – la
gente de bien genuina, que existe- que se justifique la corrupción para obtener
dinero, así estos (ladrones al fin) puedan acceder al poder para salvar a los
pobres (el 30% nos indica que no es así). Resulta evidente
que en tales circunstancias jamás se sellará la grieta.
¿Cuál sería una propuesta a resolver este dilema que nos enfrenta?
Simplemente la verdad posible, en los ámbitos que nos involucran a todos:
salud, educación, justicia, pobreza, infraestructura, gestión politica/
corrupción. Tenemos
una antecedente que ha sido eficaz para esclarecer nuestro tortuoso pasado:
La CONADEP. Con sus investigaciones – por cierto imperfectas, como toda
labor humana- pudo brindar LUZ a tanta brutal oscuridad. ¿No sería replicable en la
actualidad analizando cada uno de los ámbitos aludidos? Por suerte tenemos un Congreso
sin mayorías absolutas, que dado tal variopinto, podría confeccionar comisiones
que involucren a notables de ambas partes (si haría falta,
plebiscitarlo). Como sociedad luego de los fracasos del Caso Nisman/AMIA
y el reciente de Maldonado, hemos avanzado. Se constituyeron grupos de trabajo que involucró
a todas las partes, determinando un dictamen final consensuado con el aval de
la amplia mayoría, o el total acuerdo. Para ello se necesita confrontar los
hechos, en la acepción de exponer los mismos sobre la mesa de trabajo – sin
exclusiones de ninguna naturaleza- para su dilucidación (no para
enfrentarse unos con otros). Más burocracia, más gastos, para nada si
sus conclusiones – en un lapso prudencial, sin escamotear recursos- logran
unir, o más bien consensuar, a nuestra sociedad, y ser el basamento para
dejar de ser UN PAÍS CON RECURSOS PERO POBRE.
Gracias por su atención.
Francisco
Alberto Scioscia
Aportes e interrogantes ciudadanos, 072 enero 20 de
2018.-