La ambición de poder siempre ha sido una característica humana. Históricamente, por siempre, los grupos económicos dominantes trataron de consolidar tal hegemonía con sus delfines, tanto en primera o segunda línea, y/ o simplemente haciendo lobby. Cuanto más nos acercamos a fines del siglo XX más sutiles han sido los mecanismos para acceder a tal influencia, dada la existencia de un factor antes no tenido muy en cuenta por no ser significativo: la opinión pública, inevitablemente asociado al auge mediático de la segunda parte del siglo XX. Más aún que su desarrollo estuvo vinculado a los estratos medios, quienes por sus ingresos y en un volumen considerable, fueron los primeros privilegiados en acceder a los mismos, fundamentalmente audio-visuales. Progresivamente, el costo de los aparatos de TV disminuía al crecer su producción por mayor demanda, la educación se extendía a las clases más humildes, interceptándose estos dos fenómenos, ergo: mayor volumen de la clase media/opinión pública. Además esta masa consume y ejerce derechos como ciudadanos, precisamente votan. Agreguemos INTERNET sin dueños, aunque se pretenda su monopolización, capitalizando nada menos que las telecomunicaciones en manos sociales. También capital,  con sus propios ahorros en fondos de retiros y jubilaciones (un volumen que crece constantemente). El dumping informativo se ve impedido por la diversidad de intereses que no permite manipular a la opinión pública con un mensaje uniforme que sirva a sus propósitos. Eso no les impide distorsionar u omitir información a cada uno de ellos, según su conveniencia, perturbando o postergando el acceso a la "verdad". Las bajadas de línea de los medios tienen sus limites ya que los periodistas pueden o no responder a las mismas y en determinadas sociedades - la nuestra no- hay medios independientes de prestigio que tratarán de realizar una lectura que puede trascender, sembrando en el tiempo incertidumbre sobre estos megamedios de gran poder informativo, pero muy inferior a su capacidad formativa ( no nos subestímenos).  Los políticos, también mayoritariamente, emergentes de esas clases medias instruidas, deseosos de satisfacer a sus mandantes deben levantar las banderas de la democracia: libertad e igualdad. Tal conjugación de política y medios - este como catalizador- determinaron la consolidación definitiva e irreversible del espíritu galo de la revolución, cuyo mensaje tardo casi 200 años en ser internalizado en la sociedad, sin posibilidad de perderse sino de superarse. Y fundamentalmente, el conocimiento esta mayoritariamente en manos de tal clase, de la cual no pueden prescindir para seguir haciendo "negocios". La inteligencia no es patrimonio de los ricos, si así fuera hubiese terminado la historia... Otrora era correlativa a los ricos por sus posibilidades de acceder a la educación. Hoy, simplemente por número, es mayoría en las clases medias.                   

Evidentemente los integrantes de esta clase media no hemos tomado conciencia del "poder" que implican tales factores. Pero si los grupos poderosos, que siempre tuvieron una visión más clara de los procesos simplemente por estar más arriba, ya perciben que no podrán hacer uso de su otrora arma más persuasiva: la fuerza, contra la gallina de los huevos de oro (la porción fundamental del mercado). Más aún, que los nuevos ricos, emergentes del poder mediático y del conocimiento no tienen en sus genes resabios del uso de la fuerza. Han ganado su poder y prestigio por el conocimiento, la oportunidad de ese fabuloso mercado y/o la difusión. Hasta los que dominan las armas, miembros de las FF.AA. pertenecen a la clase media. La fuerza limitase al terrorismo, las mafias y al narcotráfico, siendo su incidencia importante pero no para trascender significativamente. Cuanto más pase el tiempo tendremos una mayor conciencia del poder que ostentamos y simultáneamente se licuaran aún más las posibilidades del uso de la fuerza de otrora. Solo les queda la poderosa corrupción cuya efectividad reside en que sopesa el aquí y ahora sobre nuestros intereses de mediano y largo plazo. Lamentablemente, para ellos, no tienen ni bienes ni dinero suficiente para corromper a todos los ciudadanos. Si lo hicieran se cumpliría el sueño comunista, y seguramente no alcanzaría para elevar considerablemente la calidad de vida humana.

Tal evolución a nuestro favor,  ni es ni será producto de una concesión, sino de la "lucha" cotidiana del presente, que determina ese futuro promisorio para la mayoría humana. Hemos aprendido de la historia que enfrentar al enemigo con las armas que mejor domina, es sinónimo de derrota.

La solidaridad es sin duda un arma fabulosa para poder integrar todo esa diversidad de hombres que conforman la clase media. Pero no por un acto de bondad sino de "negocio" para si mismos, no al servicio de "otros". Aunque debemos ampliar el concepto hasta hoy existente, afín a lo histórico. Es decir la solidaridad como un espíritu de comunión entre los hombres, vinculados por la identidad con su trabajo y su materialización  en aportes monetarios que sustentaban los sistemas de seguridad social. Exitoso y compatibles con una forma de vida hoy en día en crisis al no poder centralizarse en el trabajo dicha unión, además de reducirse considerablemente los grupos de trabajo empresariales bajo un mismo techo, característico de la era industrial. Reducida esta en virtud de las tecnologías de punta implementadas mundialmente. Esto es así, nos guste o no, y evidentemente dificulta el espíritu de comunión. Volver a ese estado será poco probable, dado que el mayor incremento en el desarrollo científico, agudizara aún más este proceso. Ello nos indica que deberemos buscar otras formas, recurriendo a esas tecnologías que hoy nos separan.

La comunicación entre los hombres requiere del contacto humano perceptible. Así hemos construido toda nuestra estructura sensitiva desde nuestra infancia, permitiendo la interacción humana. Aludo a lo difícil que es estar comunicado, por ejemplo vía e-mail, o en red pero sin contacto humano directo. El sostenido y progresivo uso de las imágenes, su mayor calidad como la reducción de sus costos, podrá, aunque no sea lo mismo, permitir un tipo de interacción más personalizada, reconociendo el gesto humano de nuestros interlocutores. Este intercambio gestual es un punto de comunicación vital, dado que fija conductas de reciprocidad propias del código social, que podrá tornar productiva las telecomunicaciones. Tal tecnología nos permitirá adicionar otro tipo de aporte más acorde al nuevo siglo: nuestro conocimiento. Sin prescindir de las actuales fuentes de ingresos del sector medio, provistos por grandes grupos de poder económico en forma directa o indirecta (pymes trabajando para ellos), y sin robar información, sino conceptos logrados en nuestra praxis cotidiana en todos los campos del saber humano. Estos utilizados e integrados, en la medida de nuestras disponibilidades/posibilidades para fines determinados y coordinados en red socio-tecnológica, actuando como reaseguro de nuestro futuro. En fin prescindiendo simultánea y progresivamente de los actuales proveedores de nuestro trabajo. Este será evaluado por los mismos, coherentemente según sus conveniencias y/o parámetros de utilidad, acertados o no, como ser la edad o nuevas tecnologías que pueden reemplazar nuestros conocimientos;  ¿riesgos de perderlo ? limitados, dado que la acción propugnada estará en la esfera de la privacidad y libertad individual, Echelon o no, y la solidaridad como resguardo. Sin un mínimo de valor nada es posible. Ni héroes ni pusilánimes. Así nosotros también tendremos opciones a nuestro destino y no solo subordinación. Lo esencial de la libertad es la posibilidad de optar.

Esto no será posible solo con solidaridad. Se necesita idoneidad * - know apropiado-  para la integración de conocimientos interdisciplinarios que aporten soluciones posibles acorde con estas épocas. Que involucre negocios sociales* (de interés general y utilizando con la mayor racionalidad posible los recursos factibles), organizaciones inteligentes * estructuradas jerárquica-consensuadamente, conducidas colectivamente por equipos interdisciplinarios * y disciplinarios: participativos, horizontales y verticales.  

Solidaridad e idoneidad son las armas con las cuales debemos construir un futuro mejor, aunadas a las ya internalizadas de igualdad y libertad. Estas más vinculadas a lo individual, aquellas a lo colectivo/operativo, causales de su difícil inserción social actual.  El día de la "independencia humana" esta mucho más cerca de lo que suponemos y no será por el uso histórico de la fuerza, sino de la inteligencia solidaria. Tenemos todo para lograrlo - conocimiento, número, consumo, elegir nuestros representantes, telecomunicaciones, tecnologías, capital, tiempo, etc.- pero se necesita maduración para que germine.

  Se necesitan interlocutores que puedan vislumbrar/despejar/comunicar ese "camino-solución" posible a recorrer, no utópico

* Aportes mínimos de , a  confrontar/superar en interacción. 

 

(Solidaria e Idónea). Francisco Alberto Scioscia

www.redsoleido.com.ar número  24 del 21/07/2000                 letter.gif (161 bytes)